Mirando hace una semana en Meneame vi esta noticia en portada que me llamó la atención: Que
Las empresas modernas, gracias a las tecnologías de los Datawarehouses y ahora al Big Data (mira que mola ese de inventarse nombres para cosas que siempre han sido más sencillas) cada vez tienen un conocimiento mayor y mejor de sus clientes. Otra cosa es para qué usen esa información. Pero si son capaces de saberlo casi todo de sus clientes, resulta que apenas saben nada de sus empleados. Y resulta muy llamativa esa dicotomía: conozco al que me compra (y pago y me preocupo por saber más de él) pero me importa un bledo el que vende.
Esta semana hemos enviado varios HTPCs (menos mal que se ha animado la demanda) y con uno de ellos hemos tenido una historia divertida. El cliente ha documentado el unpacking del paquete y la instalación del HTPC.
El otro día nos llama un cliente por teléfono: - Hola, soy Juan Cliente, que en el PC, no me funcionaba bien el ratón
- ¿Qué le pasa?
- La rueda de subir y bajar por las ventanas, no va, tengo que ir con el ratón a las barritas de los lados para subir o bajar
- si quieres me traes el ratón y lo probamos aquí, puede ser que esté roto.
El teléfono nos sigue dando sorpresas casi todos los días. No deja de sonar y muchas veces las llamadas son tal como ésta: - La tienda del tendero, dígame - No me van los altavoces, ¿me puedes ayudar? - ¿No se oyen? - Si que se oyen, pero a veces baja mucho el sonido - ¿Has probado a conectarlo a un MP3 o a otro aparato vara ve si no falla el PC? - No, pero es que cuando baja el sonido, las luces de los altavoces se apagan.
Me hace mucha gracia, como el concepto de cliente difícil es distinto según el lado del mostrador en el que uno se encuentre. Como diría el filósofo español más citado del siglo pasado, cada uno es uno y su circunstancia. Y resulta que la circunstancia de cada cliente es diferente.
Es divertido ver en la tienda, como llegan muchos padres enviados por los hijos, para hacer un pequeño recado. Es una muestra de lo listos que son los hijos de hoy en día. Envían al padre o a la madre a comprar el cartucho de tinta, el lápiz de memoria, una caja de CDs... La mayoría de las veces lo problemas que tenemos con estos clientes es que no saben bien cual es el cartucho de tinta que necesitan, o no tienen claro si si hijo quería CDs o DVDs... Pero últimamente tenemos una variedad de los clientes anteriores.
Muchas veces uno lee noticias por Internet, donde empresas tienen errores con sus catálogos y alguien encuentra una cámara de fotos reflex de gama alta por un precio de solo 200 Euros, o un disco duro externo de 500 gigas por solo 3 Euros… La gente se lo cuento por los foros y empiezan los pedidos de ese material a ese precio tan atractivo. Tan atractivo y tan extraño que está claro que es un error. Luego cuando el vendedor se da cuenta, y trata de rectificar, empiezan las llamadas a consumo, las reclamaciones.
El otro día, entra un cliente a la tienda. Bueno casi consigue entrar, porque venía con un ordenador bajo un brazo y unas cajas de cartón bajo el otro. Nos tocó el timbre de la puerta, se la abrimos, pero se empeñaba en empujar para dentro, en lugar de tirar para fuera... así que no entraba.
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