Las partes y el todo

Cuando nos ponemos a configurar un sistema nos fijamos en el tipo de cliente que nos pide el presupuesto. Hay una tipología de clientes con lo que es muy difícil acertar, son los que miran el detalle, pero no van al conjunto.

Suele ser un cliente que ha decidido que nos lo va a poner fácil, así que ha empezado a bucear por los foros de hardware y ha hecho una lista de los componentes exactos que quiere en su nuevo PC. Y cuando te lo enseña, uno no sabe exactamente que es aquello. Te puedes encontrar configuraciones donde el procesador es un tope gama, pero luego la memoria solo un giga. O bien un sistema con una tarjeta gráfica de última generación, pero una fuente de alimentación que no puede con ella (pero es silenciosa, y para que queremos una fuente silenciosa si la tarjeta es un helicóptero).

Muchas veces el cliente cree que la suma de las partes perfectas, producirá un PC perfecto y no es así casi nunca. Lo más importante es tener claro que se quiere hacer con el sistema, que es lo que más se va a usar y cuales son las características principales que se quieren: ahorro de energía, silencio, tamaño, capacidad de ampliación, potencia de cálculo, potencia gráfica, sonido, calidad de color… y una vez tenemos claro lo que queremos entonces buscamos las piezas. Y entra las piezas hay que buscar la armonía. Si necesitamos un procesador muy potente y queremos mucho silencio, pues la caja ha de ser grande… sino no hay forma.

Y al final está el factor del montaje y las pruebas. Este es uno de los hechos diferenciales que las tiendas que somos ensambladores podemos ofreces y que creo que nunca se tiene en cuenta. Cuando un cliente nos pide un PC y nos dice que quiere tenerlo en marcha 24 horas al día y que no haga ruido, nosotros lo probamos así. Y en muchas ocasiones un ventilador de marca, pues al cabo de 24 horas empieza a hacer ruiditos extraños (nada grave, pero nada tolerable si estás montando un PC ultrasilencioso) pues el ventilador se desmonta. Lo guardamos para cuando montemos un PC de empresa, donde ese pequeño ruidito ni se va a notar. O bien, el disipador que habíamos elegido roza con algo en la caja y hay que ir a otro modelo. O una vez montado todo, la teoría no se cumple y el PC no es capaz de asumir todo el trabajo que quiere el cliente, pues se buscan alternativas.

Tras el montaje y las pruebas, el PC cumplirá las especificaciones pedidas, eso si tal vez el disipador no sea esa marca que sale tanto en los foros y hayamos tenido que echar mano de la Dremel para lograr que el lector de Blu-Ray entre en la caja, pero quedará perfecto.

Pero esta labor de los ensambladores cuesta mucho de mostrar, porque normalmente no se ve. Y el cliente que sigue dándole vueltas a los componentes concretos no es consciente de ello.