Hace unos días nos traen a la tienda una impresora que no funcionaba. Aparentemente no le pasaba nada, ninguna luz de aviso, ningún mensaje de error… pero no imprimía. Las hojas pasaban y salían en blanco tal y como habían sido colocadas en el alimentador.
El cliente tuvo suerte, porque por dos semanas la impresora todavía estaba en garantía. De todas formas, le dimos un repaso nosotros, antes de enviarla y no vimos nada extraño. Así que salió para el Sat de Canon.
Ayer nos contestan del SAT y empezamos a entender porque no funcionaba: en el carro de impresión había atorado un borrador que interceptaba la luz de un sensor del papel. Así que este entraba y salía, pero a la impresora no le constaba que tuviese papel y no enviaba tinta a los cabezales. Así que con buen criterio el SAT nos dice que los borradores no vienen con la impresora y que la reparación no entra dentro de la garantía. Nos pasan el presupuesto de la reparación y el cliente lo ha aceptado.
En esta ocasión el cliente ha hecho lo contrario que lo que nos pasó el año pasado, y le ha puesto un borrador a la impresora. Pensándolo bien a lo mejor no es una mala idea. Agregar la función de borrar a las impresoras, así esa foto que no nos gusta o ese texto que ha salido fatal… se borran y a reaprovechar el papel.
2 Comentarios
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¿Un borrador? ¿Te refieres a una goma de borrar?
Por cierto, se me hace raro que acepte el presupuesto. A no ser que fuera un modelo de gama alta, supongo que la reparación le va a costar mas que una impresora nueva,¿no?
Era un goma de borrar. Le cuesta casi igual, yo creo que es una especie de castigo para los hijos que ya se esperaban una impresora nueva…