Como el libro que he comentado en la entrada anterior era un poco corto, pues sigo hoy con otra obra que tiene que ver con las mujeres y con Marte. Se trata de La hija de Marte de Robert A. Heinlein.
Se trata de una obra de Heinlein del año 1.962. El autor norteamericano había cosechado éxitos con una serie de obras dirigidas a un público juvenil (aquí comenté varios: Túnel en el espacio, La bestia estelar, Los Stone, Consigue un traje espacial, viajaras) y en este libro trata de volver a un público algo más adulto. Pero tuvo problemas con sus editores… y el final original que había escrito Heinlein desapareció para ser sustituido por uno más dulce y que por cierto chirría mucho con el resto del libro.
La novela nos muestra un futuro en el que Marte y Venus están colonizados. Ambos planetas son independientes de la Tierra. Pero en cada uno de ellos hay un sistema político y social diferente. Heinlein nos muestra una Tierra que no desmerece mucho de la actual con la mezcla de capitalismos. Por otro lado en Marte nos presente una sociedad más igualitaria y que funciona como una economía de frontera (la independencia es reciente) y con más dirigimos estatal que en la Tierra. Y en Venus pone el contrapunta. Allí imagina una sociedad dominada por las grandes corporaciones donde uno puede ser jefe, accionista o trabajador.
En este sistema solar nuestra protagonista viajará de Marte a la Tierra, pasando por Venus. Aquí es donde aparece el Heinlein ingeniero. La descripción de la nave en la que viajan, el sistema de gravedad artificial, la forma en que se evitan las tormentas solares para mi es lo mejor del libro. Eso sí, con alguna incongruencia… en la nave espacial hay una guardería para recién nacidos. Como se nota que estábamos en los primeros 60 del siglo pasado en plena explosión de la natalidad.
La novela va dando algunos tumbos y vemos a nuestra protagonista madurar un poco durante el viaje. Se lee de un tirón, tiene menos de 200 páginas. Y como decía al principio llegamos al final que a mi me dejó algo perplejo, hasta que leyendo algunos comentarios sobre el libro entendí que no era obra de Heinlein.
En resumen, un libro que tiene algunos pasajes que nos pueden parecer anacrónicos pero que se lee muy bien, recomendable.