Los más viejos del lugar se acordará de la frase del “Yo sigo” de Joe Rigoli o Felipito Takatun. El eterno concursante no se daba por vencido y él siempre prefería seguir y seguir… a ver si alguna vez sonaba la flauta y acertaba.
Hoy en día en el mundo de la tecnología, tenemos muchos émulos de Joe Rigoli. Gente que sigue y sigue… buscando una solución a sus problemas tecnológicos, pero que no quiere pararse a buscar una solución profesional.
Como siempre algún ejemplo. Hace unos días, entra un cliente a la tienda. Empieza diciéndonos que necesitas mejorar el alcance del Wifi. Como siempre, cuando un cliente empieza así, la primera pregunta que le hacemos es: “Pero toda la infraestructura es suya, es decir, el emisor y el receptor son suyos”. Con esta pregunta ya tratamos de diferenciar el que quiere gorrearle el Wifi al vecino, del que tiene problemas con su propio punto de acceso. Normalmente cuando alguien quiere gorrearle el Wifi al vecino, solemos acabar pronto. Muy malas experiencias, porque si no se sabe lo que se hace, pues lo fácil es decir que la tarjeta, antena o receptor que nos han comprado no funciona y venir a la tienda a pedir explicaciones. Si todo es propiedad del cliente, seguimos.
En este caso, todo era de su propiedad. El cliente vivía en el campo y tenía el punto de acceso en una construcción y necesitaba Internet en otra parte de la finca algo alejada. Le decimos al cliente, que lo mejor es que nos diga donde es, nos acercamos, probamos y le damos la mejor solución. Pero que eso tiene un coste. Nos dice que no, que él quiere un buen repetidor. Le decimos que un repetidor para cubrir el alcance que nos indica se va a más de 100 Euros. Pero nos comenta que él no quiere gastarse esa cantidad. Nos indica un punto de acceso que tenemos en el escaparate, que cuesta 29 Euros. Le comentamos que se lo puede llevar, pero que si no le alcanza la señal, no se lo vamos a cambiar.
Para hacerlo corto, volvió el otro día a ver si había algo parecido al de 100 Euros pero por 40 euros, que era lo que quería gastarse. Le decimo que no, que era imposible. Al final nos enteramos de sus pruebas y sigomientos. Iba ya por tres viajes el centro comercial, comprando puntos de acceso y repetidores de 30 Euros y probándolos… y ninguno llegaba a la otra parte de la finca. Pero no se daba por vencido.
Y esto es muy común. Al final, si tienes que enviar Wifi a una distancia grande, pues o sabes, o pagas por algo que no falla. Pero eso de probar y seguir… pues es una pérdida de tiempo. Pero la gente no lo ve así. Y este ejemplo se puede poner en muchas más cosas, no solo en el Wifi. Aquí lo que pasa, es que la prueba es sencilla, o va o no va. Otro asunto es cuando entra en juego el gusto. El cliente dice que aquello va bien… pero no es así.
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Cuando uno va a comprar ha de contabilizar por lo menos la gasolina que gasta en ir a buscarlo, porque si te has ahorrado 10 €, pero te has gastado 5€ en gasolina, el ahorro no es tanto. Aparte del tiempo invertido claro.
Además del dinero está el tiempo, que no sé otra gente, pero personalmente en vez de patearme centros comerciales me gusta más estar en el sofá de casa haciendo el vago o trabajando en algo que sí que me dará dinero.
Si tienes en cuenta el tiempo y las molestias, para esa cantidad no vale la pena alejarse más de 10 km de tu casa.
La satisfacción de hacerlo uno mismo (DIY que lo llaman los giris) mueve montañas.
Y la de ahorrarse 4 duros aunque sea gastando 6, en nuestro país mueve cordilleras.
El hacerlo uno mismo tiene sentido, cuando sabes algo del tema; o cuando estás dispuesto a aprender. Pero el ponerse a instalar cosas a ver si suena la flauta… eso es muy de aquí.
Mola la petición del cliente: […]a ver si había algo parecido al de 100 Euros pero por 40 euros[…] Pues está claro que no. Vaca gorda y que no pese, no existe.
Pues nada, a gastar combustible, que está bajando, oiga.
Realmente nuestra propuesta era ir a ver lo que realmente necesitaba. Hay veces que ves el lugar, mides la distancia, compruebas el equipamiento que ya posee el cliente, si hay mástiles, la altura… y con todo eso se busca la mejor solución. Si no podemos hacerlo, pues nuestra propuesta es ir a un aparato con capacidad de sobra, para no tener dudas de su efectividad
Para casos como ese ¿utilizan ustedes productos de Ubiquiti?, en mi opinión, es lo mejor que se encuentra actualmente en WiFi, aunque no se si en España se comercializa la marca.
Si, usamos Ubiquiti, es uno de nuestros fabricantes de este tipo de soluicones favoritos.
Ah, vale… muchas gracias; no te imaginas la de equipos de esa marca que hay instalados donde vivo, de echo, son los enlaces entre los nodos de una red que cubre prácticamente toda la ciudad, me atrevería a asegurar que con miles de usuarios y soportan un uso y abuso increíble.
¿Está documentada esa instalación en algún lado?
Si funciona con tantos usuarios a nivel ciudad merece la pena echarle un vistazo. 🙂
Documentado no está, pues se trata de una situación MUY particular. Te escribo desde La Habana, Cuba, un lugar donde NO tenemos acceso a internet ni servicios de conectividad. La conexión que existe, básicamente es a una llamada “intranet”, que es una red de sitios del gobierno y solamente se realiza desde empresas, instituciones o mediante conexión conmutada de muy pocas personas (extranjeros que viven acá o “elegidos”).
El caso es que los jóvenes comenzaron a crear redes cableadas para poder jugar “on-line”. Por supuesto, estas redes son lo más improvisadas y anárquicas que se pueda imaginar, pero llegaron a cubrir barrios enteros de la ciudad. Luego, pasado el tiempo, se comenzaron a unir estas redes mediante enlaces inalámbricos con equipos Ubiquiti para enlazar las distintas zonas que no podían hacerlo mediante cables. Claro, para esto se ha organizado un poco la red, asignando segmentos por zonas y creando nodos inalámbricos en lugares clave por su posición geográfica. Todo esto SIN acceso ninguno a internet, pero brindando servicios de chat, comunicaciones de voz, FTP en horarios restringidos, foros y sobre todo juegos on-line como Dota, WoW, etc.
Está claro que para las personas acostumbradas a conexiones a 50Mbps este tipo de soluciones no le resultará satisfactoria, pero aquí, desconectados del mundo, nos parece una opción viable, pues los juegos van bastante fluidos y el lag es muy bajo. En mi opinión, es un recurso válido para los que estamos en el cuarto mundo.
Antes de que se me olvide, un detalle a tener en cuenta: La importación de cualquier equipamiento de redes (cableadas o inalámbricas) está prohibida a las personas particulares y no existen tiendas ni distribudores que vendan estos equipos, lo que quiere decir que es un “misterio” cómo llegan esos equipos aquí. De echo, según las leyes vigentes todo esto puede ser ilegal y si hasta ahora no ha pasado nada forma parte del mismo misterio anterior.
Si alguna vez se te ocurriera venir por esta isla, cuenta con este asiduo seguidor de tu blog para darte un tour por la red inalámbrica más atípica del mundo.
Pido disculpas por lo extenso del comentario, pero me parecía importante expicar el caso.
Impresionante lo de la Habana, no sabía que hubiera montada una infraestructura así. Tiene que ser la pera ver un mapa de red de todo el tinglado.
@Matrix
Si te quieres hacer una idea gráfica, busca la ciudad de La Habana en Google Maps, localiza lugares como Santa Fe, que está en la costa norte al oeste de la ciudad y Alamar, igualmente en la costa norte, pero al este; pues bien, esos 2 lugares están enlazados con equipos Ubiquiti. Por otra parte todos las zonas de la ciudad forman parte de la red que se llama SNet (ni idea de dónde vino el nombre). Que yo sepa, nadie se ha ocupado de mapear la red gráficamente, pues constantemente se agregan nuevos enlaces. Es algo que si no lo ves es difícil de creer, pero la inventiva ha conseguido lo que el gobierno no quiere aceptar: que la tecnología NO está bajo su control.
Nosotros tenemos varios instalados en Centros comerciales y en colegios e institutos. A ver si un día lo contamos en el blog
Charlie Brown, yo he estado en La Habana hace alrededor de 9 ó 10 años y te puedo asegurar que el “misterio” no lo es tanto:
Gran parte de la tecnología “lúdica” (equipos de música, videoconsolas…) importada en la capital es adquirida de estraperlo, a través de los marinos mercantes que trabajan en los barcos que arriban a La Habana.