El Departamento mal llamado de Recursos Humanos (tengo por el cajón algunas entradas donde propongo otros nombres…) es el mejor sitio para trabajar en una gran empresa española: es como la Banca en los casinos: siempre gana. No importa que apenas cumplan su misión van y los felicitan.
El otro día en una gran empresa de mi sector hubo un relevo en la altísima trinidad, digo en la alta dirección. En nuevo Director General se presentaba con toda la cúpula cardenalicia, como estoy hoy, quiero decir con toda la parte superior del organigrama remodelado. Y citando a la prensa el nuevo Director General se felicitaba porque la tercera parte de los nuevos grandes jefes (no sé en vuestras en empresas en la que yo estaba antes los llamábamos directores de madera… porque eran a los que los metían en despacho todo de madera y no los cubículos de metal y aluminio de los directores que estaban debajo de ellos en el organigrama) eran producto de la promoción del talento interno.
Es decir que con hechos y con estadísticas fiables en la mano los amigos de Recursos Humano solo han logrado cumplir la tercera parte de su objetivo. Y que si medimos de otra forma la situación sería peor para ellos. A eso de retorcer las estadísticas (algo en los que en RRHH son expertos) podemos jugar todos. Si ponderásemos la importancia y salario del puesto con el origen interno o externo del mismo esa tercera parte de cumplimiento podría convertirse perfectamente en solo un sexto o un octavo. Pero ¿les pasará algo a los de RRHH? ¿cambiarán sus procesos de identificación del talento interno? ¿cobrarán menos bonus este año? La respuesta es fácil: NO.
Y a la vez que vemos estos grandes éxitos de la promoción interna uno se da una vuelta por algunos portales de búsqueda de empleo y observa a varios empleados de estas empresa que solicitan trabajo en áreas en las que son expertos para completar su sueldo cada vez más menguado (normal, si te asignan a una tarea que antes hacían los becarios en lugar de lo que de verdad sabes hacer) y sobre todo porque necesitan verse útiles usando sus verdaderos conocimientos.
Aquí tenemos una de las grandes lacras de la gran empresa española. No hay promoción interna real. Hay lo que se llaman hacer networking interno:
Lo que toda la vida se ha llamado: hacer la pelota. Les doy ideas a los que preparan los temarios de esas novedosas carreras universitarias como ADO y semejantes, una asignatura troncal:
- Introducción a la mejora de relaciones con los superiores
- Como estar cerca jefe
- Aprende a robar las ideas a tus compañeros y véndelas a los jefes amigos como tuyas
- Técnicas de acuchillamiento lumbar
Y varias más que ya dejaría para el master: “No mires atrás y asciende: el verdadero talento”. Maquiavelo era un aprendiz al lado de estos.
En mi vida laboral ha visto de todo así que dará unos consejos. Por el lado de jefes que buscaban talento interno:
- Un jefe hace más de 5 lústros que solo ascendía a mujeres guapas. Así que en una época donde no era común, teníamos en la misma capital a 12 mujeres que eren directoras de Oficina bancaria. Si eran hombre podían optar a las Oficinas de los pueblos lejanos (porque contigo no despachaba casi nunca) o pedir el traslado a otra provincia.
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Otro jefe que encontró una manera de detectar buen talento. Le gustaba pintar y era muy productivo en esa segunda ocupación. Le gustaba regalar parte de su obra pictórica a sus empleados. Y llevaba una lista con los beneficiarios de sus regalos. De vez en cuando con alguna excusa se presentaba en casa del agraciado con el cuadro donado. Y si no lo veía expuesto en un lugar prominente de la vivienda… lo ponía en la lista negra: no ascendía más y si ya tenía cargo en la próxima remodelación caía en desgracia.
Y luego tenemos a los expertos en trepar, a esos spidermanes que hay en todas las organizaciones:
- Tuvimos una vez un compañero que a cabo de unos años podría haberse presentado a competir en un triatlón o un Decathlon. Tuvo la mala suerte que en los años en que trató de ascender hubo varios cambios en la cumbre directiva. Así al principio aprendió a jugar al golf y se apunto al más prestigioso club de la capital para estar cerca de los grandes capitostes. Pero estos cayeron en una refriega interna antes de ascenderlo. Tuvo que cambiar el golf por el tenis… pero cuando empezaba ya a meter a la primera los saques fuertes… cambios de nuevo. Entonces se paso al maraton, recuerdo con que emoción nos trajo la foto en la que entraban juntos en la meta el Director General y él… aquí si lo consiguió y lo hicieron jefe. Eso de ir parándose para esperarlo, llevarle agua, comida… fue un gesto que le confirmó al Director General la valía de aquel empleado para alcanzar la gloria empresarial.
- Otros deciden cambiar el ámbito festero. Teníamos unos compañeros que eran miembros de los mejores racós de las Hogueras. Era una forma infalible de ascender… allí estaba la flor y la nata de la alta dirección. No hay nada como acompañar a un jefe borracho tratando de ligar como forma de unirse a su proyecto corporativo con mejor despacho y una subida de categoría. Pero llegó un cambio de cromos entre los jefes de arriba y a los nuevos les gustaban más lo Moros y Cristianos (como veis en mi tierra no nos aburrimos por falta de fiestas) así que rápidamente se compraron un traje de moro y se apuntaron a esa cabila… mano de santo un unos meses ya habían ascendido.
- Siguiendo con el mundo del deporte hay expertos en el talento corporativo que son muy gandules. A ellos lo que hacía nuestro ejemplo del primer punto no les gusta. Eso de correr, saltar, sudar, estar en forma… es muy cansado. Así que buscan otra aproximación deportiva: se hacen socios del mismo equipo de futbol, baloncesto, balonmano… que el jefe. Recuerdo a unos que cuando bajaron a tercera había partidos en los que los espectadores cabían en un minibús y la mitad eran compañeros de mi empresa que acompañaban a un par de Directores de despacho de madera.
- El sentido del humor y otras facultades artísticas son una forma de ascenso que ahora están en desuso pero que antes eran muy efectivas. Y por cierto que yo creo que son de las menos causticas para el resto de los empleados. Recuerdo yo a un jefe que lo consiguió a base imitar a Chiquito de la Calzada (yo creo que era mejor que le original, equivocó la profesión). U otro que cantaba como los propios ángeles. Y ambos llegaron lejos entreteniendo a los jefes iban ascendiendo ellos.
Tras las batallitas el resumen: que cumplir con la tercera parte de tu misión es un éxito si estas en RRHH. Y dejó para otro día el desperdicio de talento que es tener a la gente de más de 50 años escondida en las tareas más infames mientras tenemos a inexpertos recién fichados haciendo cosas para las que no están capacitados. Parece que eso que aparece en los portales de búsqueda empleo de: experiencia demostrable de 10 años… solo se aplica para los nuevos fichajes, pero no para la promoción interna.
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Tras un tiempo, he vuelto a la tarea de buscar nuevo trabajo con intensidad, ya que quiero dejar el actual antes de fin de año y puedo confirmar que muchos departamentos de RR.HH. no hacen ni el huevo. O peor, pretenden que los candidatos les hagan su trabajo, a menudo a través de una terceras empresas, por que se ve que además les sobra el dinero para chorradas. Luego está el tema recurrente de que parecen disfrutar “robando” trabajadores a la competencia. Da igual que sea un inútil. Y ya lo de contratar a alguien y formarlo es herejía. Los trabajadores que vengan ya formados y con experiencia específica de casa. Lo de pagar en consecuencia ya no les parece tan necesario…
A todo esto, yo llevo parte de los RR.HH. en mi empresa actual, por lo que todo esto me toca mucho la moral.
La combinación de lo que son en sí los RRHH en todos los sitios con las características propias del mercado español es letal de necesidad.
Como yo digo: copiamos lo malo solo