Sigo con libros policiacos, así que ahora me paso al producto nacional y vuelo a leer algo de Pablo Tusset, autor que me gustó mucho con la primera obra suya que leí: Oxford 7. Esta vez me he puesto con Sakamura, Corrales y los muertos rientes.
La novela es una parodia de las novelas de investigación policiaca donde además de la trama criminal hay mucho de política ficción. Así el autor aprovecha para reírse de nuestros políticos (y por supuesto de todos los españoles, ya que somos nosotros los que los elegimos y les permitimos hacer lo que hacen). Lo curioso es que a mí personalmente la parte política no me parce ficción pienso que las historias que cuenta son totalmente reales.
Como novela policiaca sigue un poco el método de Colombo (con influencias de Monk ya que hablamos de detectives televisivos) es decir: desde el principio sabemos quien es el asesino. Aquí la gracia es ver como a base de equívocos nuestros investigadores consiguen acertar con su trabajo. Se trata una vez más de entender mal las cosas para lograr al final el éxito.
Los personajes son todos estereotipos. Destacan los dos protagonistas: Corrales un Guardia Civil cincuentón que parece también inspirado en Torrente (pero con pelo, como se puede ver en la imagen superior de la portada) que se dedica a tratar de vivir lo mejor que puede. Como cerebro del duo investigador tenemos a Sakamura un detective japones experto en el Zen y en todas las artes marciales orientales que se nos ocurran y dueño de una mente analítica y manías como Monk. Frente a ellos tenemos a los políticos españoles y a la Agente 69 enviada para desviar su atención.
El autor va riéndose de toda la casta política sin excepción: tanto a derecha, como a izquierda y a los de todas las autonomías. Aquí solo criticaría que cuando caricaturiza a la derecha su imagen es un chiste de mal gusto y había mucho más donde hurgar, como si hace con los de izquierdas. Otra caricatura que creo que se le queda coja es la del presentador de la emisora de radio que sintonizan por la mañana todos los taxistas: es demasiado blanda y no tiene el ingenio del original.
Hablando de ingenio, hay una frase que me ha encantado del libro y me la quedo, porque es de esas que se recuerdan. En un momento dado, hablando de reivindicaciones autonómicas, aparece la petición de las Islas Canarias y de las Islas Baleara de reclamar un Ave para ellos… solo por eso vale la pena leer el libro.
En resumen, una pequeña obra que se lee de un tirón, que divierte con humor de sal gruesa en algunas partes y de fina ironía en otras y que muestra a un clase política capaz de todo por seguir en el machete… recomendable.