Somos una empresa muy pequeña. Esto que en el mundo actual es una maldición en ocasiones deviene en ventaja. Una de las pocas positivas que tiene ser diminutos es que apenas tenemos inercia organizativa. Esto significa que a la hora de cambiar nuestra forma de trabajar lo tenemos sencillo. Repasamos los hechos, comprobamos y tomamos la que pensamos que es la mejor decisión en cada momento. No hay que tener comités, reuniones, ver lo que ya hemos comprado, repasar acuerdos con otras grandes empresas…
Esto se nota muchísimos a la hora de aconsejar a nuestros clientes cuando nos piden presupuestos de configuraciones de hardware. Nosotros tenemos siempre la oreja pegada a las revisiones y novedades de AMD e Intel. De manera que cuando vemos que algún procesador es mejor que otro para una tarea enseguida lo añadimos a nuestro catálogo de soluciones. La inercia es muy baja.
Esto es muchas ocasiones nos pilla con el píe cambiado ante los clientes que se informan de foros y de opiniones de amigos anclados en el pasado (tiempo pretérito que en nuestro mercado puede significar solo un mes…). Ya lo he contado muchas veces, pero no está de más repetirlo, un par de casos:
- Hace un mes, llegan dos clientes. Tras sesudas investigaciones nos piden que les hagamos una oferta para ver si teníamos mejor precio que la gran configuraciones que habían compilado tras reuniones con sus amigos y el visionado de muchos vídeos. Para resumir: el micro era un Intel de décima generación, la caja un modelo que solo se vende en línea, muy mona pero que tiene mala refrigeración… Claro les decimos que lo que podemos hacer es empezar de cero, que nos digan a qué van a jugar, qué cosas más van a hacer con el PC y que nuestro consejo es empezar cambiando micro y caja. No vuelven. No entienden que nosotros somos más baratos… le ahorramos la miríada de reuniones, horas de ver vídeos y leer revisiones que les cuesta entender.
- Hace una semana: viene un cliente por la mañana y otro por la tarde. Caso parecido al anterior. Salvo que aquí el uso de los equipos es más profesional. En los dos presupuestos que nos traen para que se los valoremos traen un AMD Ryzen y 5800X. Como en el caso anterior. Les decimos que para el uso que le van a dar (aquí lo sabemos, conocemos las empresas y sabemos a qué se dedican) mejor un Intel de duodécima generación. Estos por lo menos siguen pensándoselo.
Esta entrada la tenía en pendientes desde que hace unos días leía que AMD había ganado cuota de mercado en el primer trimestre de este año 2022. Concretamente un 2% más que en el último trimestre del año pasado. Y entonces me puse a pensar que como siempre nosotros íbamos en dirección contraria a la inercia del hardware. Estas cifras son de % de equipos, no de ventas. Si AMD crece un 2% teniendo en cuenta que la base de Intel era mayor significa que AMD ha vendido bastante más que Intel en los tres primeros meses de este año. Justo al contrario que nos sucede a nosotros en la tienda.
Pero lo que me ha recordado que tenía está entrada parada ha sido un Tweet de BlogHTPC en el que comparaba un Intel Core i5 12600K frente a un AMD 5800X. Hace unos meses le aconsejaba yo ir a por un Intel de duodécima generación antes que un AMD. La inercia tira de nosotros a la hora de cambiar.
Pero no se trata de si Intel es mejor que AMD o a la inversa. Se trata de estar al tanto de las novedades, de conocer quién hace las revisiones y en nuestro caso de tener suerte con clientes que confían en nosotros y nos permiten comprobar de primera mano las novedades.
En el mundo de los micros en los últimos años hemos tenido algunos vuelcos interesantes. Cuando AMD sacó sus primeros Ryzen de primera generación las primeras revisiones fiables indicaban su potencial. Como como decía yo en el artículo que enlazo la inercia a favor de Intel era enorme. Así y todo, tuvimos suerte y dos clientes nos pidieron dos equipos con Ryzen 7 de primera generación. Allí pudimos comprobar de primera mano uno de los problemas que habíamos leído en las revisiones tempranas de los Ryzen: inestabilidad por problemas de drivers, firmware y bios de las placas base. Esos dos primeros PCs tardamos 10 días en entregárselos a los clientes. Estuvimos recibiendo cada día varias versiones de drivers, bios… y tuvimos que ir probando. Recuerdo que les dijimos a los clientes que no se les ocurriese actualizar nada en unos meses. Pero al final una vez se normalizó la situación empezamos a ofrecer AMD en más casos que Intel. Eso en el año 2017 y 2018 chocaba mucho. La gente seguía con la idea de que AMD era un procesador de segunda y solo los Intel valían la pena.
Ahora nos vamos a finales del año pasado. Intel ha tardado casi 5 años en ponerse al nivel de AMD, pero por fin lo ha conseguido. Como en el caso de AMD tenemos suerte y un par de clientes nos piden que les configuremos sus PCs con los nuevos micros de Intel. Así que podemos probar de primera mano que esos micros ahora pueden competir con AMD e incluso superarlos. Por lo tanto no tenemos problemas en volver a aconsejar a Intel en primer lugar. Y quién nos lo iba a decir seguíamos viendo la inercia de los clientes, pero ahora del lado opuesto: si los Ryzen son mejores.
Y mientras las grandes empresas nos dejan un pequeño hueco seguiremos siendo ágiles y cambiando cuando los números nos convencen. Ahora a esperar que los próximos Intel de decimotercera generación y los Ryzen de la serie 7000 que por lo que vamos a leer van a plantear una batalla muy igualada por conseguir el mayor rendimiento.