El teléfono nos sigue dando sorpresas casi todos los días. No deja de sonar y muchas veces las llamadas son tal como ésta:
– La tienda del tendero, dígame
– No me van los altavoces, ¿me puedes ayudar?
– ¿No se oyen?
– Si que se oyen, pero a veces baja mucho el sonido
– ¿Has probado a conectarlo a un MP3 o a otro aparato vara ve si no falla el PC?
– No, pero es que cuando baja el sonido, las luces de los altavoces se apagan. Pulso el botón del power o el de volumen y están muy flojos
– Si quieres me traes los altavoces y te los miramos.
– Pero dime si puedo ajustar los botones, yo creo que es eso
– ¿Qué modelo de altavoces tienes?
– No sé, unos Logitech o unos Creative, son grandes y me costaron mucho
– Pero desde aquí no sé que les puede pasar, me los traes a la tienda y probamos a ajustarte los botones si podemos
– Pero no me puedes decir como hacerlo yo?
– Es que no lo sé si no veo los altavoces.
– Pues menuda ayuda que me das (aquí me tuve que contener)
– Vamos a ver, si llamas al médico y le dices que te duele a veces la rodilla y que te diga como arreglarte el dolor, que te dice el médico, pues que hay que ir a la consulta, hacer una radiografía… esto es igual.
– Pero es que esto no es forma de ayudar a los buenos clientes como yo.
– Los altavoces están en garantía?
– Yo creo que si, tendrán un poco más de un año. Pero no sé donde tengo la factura
– Lo de la factura no hay problemas, nosotros tenemos copias de todas. Dime el apellido
– Soy ApellidoCliente Nombre
– No están en garantía, los altavoces los compraste en el año 2004, tienen 6 años. De todas formas si me los traes, te los miramos.
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Es que parece mentira, y encima si perdéis hora(s) en arreglarlo le querréis cobrar y todo. ¡Informáticos malos y dictadores!
No, en serio, seguro que los altavoces esos eran otros que se compró en otro lugar. Y si la gestión de la garantía os la podéis chupar vosotros en vez de él, si cuela, pues cuela. Y además indignado.
En fin, el día a día…
¿Y en ese caso qué hacemos, tendero? Yo soy incapaz de no parecer borde, porque tú consigues morderte la lengua, pero a mí me sube la tensión y mi cara se tuerce que es un poema.
Con la fuerte competencia que tenemos (cada uno en su sector) hay que buscar un equilibrio entre Tragaderas -vs- Perder un cliente. Porque lo que está claro es que ese tío no va a volver a tu tienda, salvo cuando le pete todo y no sepa ya qué hacer/no le queden familiares con algún conocimiento que le quieran ayudar. Y encima quedas como “el cabrón ése que no quiso XXXXXX” donde XXXXX sea hacerle el favor que te “exigía” por ser “buenísimo cliente”.
Los que estamos detrás de un mostrador conocemos esa situación y yo, personalmente, sigo sin saber cómo afrontarla. Necesito clases de expresión y psicología, no me puedo permitir perder más clientes.
Aplicamos el Zen, tomamos nota para escribir algo en el Blog (es mano de santo) y procuramos pensar en otra cosa. Por raro que parezca, en muchos de estos casos no perdemos al cliente, entre otras cosas porque por nuestra parte nunca nos ponemos bordes.
Es que ser buen cliente no te da derecho a exigir favores más allá de los que te quiera hacer el tendero por su propia iniciativa. Es ahí donde “ganas” a los clientes.
¡Joder que cruz trabajar cara al público!
La cosa es sencilla.
-Los tienes en garantia?
-Si tienen un año no tengo la factura.
-Bien, estando en garantia no hay problema, traemelos y los miramos.
Te los trae los revisas le dices lo que le cuesta, y como no lo tiene en garantia que te pague por borde 🙂
Era un problema de memoria, claro. Ahí tienes el tipico ejemplo de picaresca que mucha gente intenta colar….
y luego t dira q la culpa la tenies vosotros por q le aconsejaisteis unos altavoces malos,tranquilos no estais solos