Estos días nVidia ha sufrido a una caída de su valor en bolsa, que se une a la gran bajada del año 2018. Parte del problema viene por la bajada de ventas y por la tibia acogida que han tenido sus nuevas RTX.
Cuando salieron los primeros análisis de las RT 2080 empecé a pensar en esta entrada. Había varias páginas especializadas que comentaban que no convenía comprar los nuevas RTX, puesto que sus nuevas capacidades gráficas no podían ser aprovechadas por los juegos actuales.
No iban desencaminados, ya que ahora mismo con los videojuegos para PC estamos dentro de una circulo vicioso muy malo para los amantes de juegos a tope. Me explico. Con la aparición de las últimas generaciones de las consolas de Sony y de Microsoft, se produjo un cambio importante. Estas consolas llevan en su interior un hardware de AMD que no deja de ser un PC. Pero es un hardware muy inferior al que podemos encontrar en un PC mínimamente equipado para jugar. Sin embargo al compartir aunque sea a la baja la misma base de hardware, es más sencillo que antes convertir un juego de consola a PC. Pero esa facilidad se consigue a costa de rebajar al mínimo común de la consola, es decir, no se aprovechan las capacidades gráficas del PC frente a las de la consola.
Por eso ahora no hay tanta diferencia en calidad entre la versión de consola y la versión de PC de un juego. Antes que eran versiones más diferentes, ya puestos, los desarrolladores añadían a la versión PC las mejoras que la plataforma podía soportar.
Una vez vista la situación, yo creo que nVidia debería plantearse compara un estudio o alguna franquicia de juegos. Y con esa base crear juegos solo para PC, pero aprovechando al máximo el hardware del PC, tanto el gráfico, como el de cálculo.
Aunque tal vez nVidia esté esperando que el streaming de juegos ejecutados en servidores triunfe y solo tenga que limitarse a vender las gráficas para esos servidores, pero aquí volverá a depender otra vez de terceros que tal vez no coincidan con ellos.