¿Sabéis el chiste del abogado que hereda al cliente de su padre…?

Pues si lo sabéis entenderéis lo que voy a contar enseguida, y si no lo conocéis, pues al final lo cuento, así os hago leer la entrada.

Como sabréis los viejos del blog, el principal deporte que hago, es la natación. En verano disfruto de una piscina de 50 metros al aire libre. Pero cuando el buen tiempo acaba, tengo que volver a las pequeñas (y llenas) piscinas cubiertas de 20 o 25 metros. Este verano, en el Club Deportivo donde está la piscina olímpica, me ha llamado la atención, que no se han hecho cursos de natación. Yo aprendí a nadar allí. Recuerdo que fue un curso breve, en una semana, ya conocía de forma básica los tres estilos. Luego estuvimos dos semanas más perfeccionándolos. Pero el meternos en la piscina sin ayuda de flotadores, fue cosa de los dos primeros días. Y mi hijo mayor, también aprendió de una forma muy parecida. Y me hacía gracia comprobar, como ese tipo de cursos habían desaparecido. Ahora la moda es llevar a los niños todo el año a una piscina cubierta. Lo curioso, es que veía a varios conocidos con los que coincidía en la piscina cubierta en invierno y los niños seguían usando sistemas de flotación y por supuesto no nadaban.

A lo que iba, este fin de semana empecé a nadar otra vez en la piscina cubierta. Fue casi imposible, puesto que aquello estaba lleno de gente. Mientras hacía mis series, coincidieron en mi calle un par de familias con hijos. Y los padres comentaban, que después de un par de años de cursos, los hijos apenas si sabían flotar. Cuando llegué a casa, lo comenté con mi esposa. Y ella me recordó el chiste del abogado que hereda un cliente de su padre. Me dijo mi mujer, que si enseñan a al gente a nadar en una semana, de que va a vivir el club de natación el resto del año?. Y tiene razón. Y esto se aplica mucho en nuestro negocio digital.

Cada vez es más común, que vamos a ver a algún cliente (sobre todo empresas) y vemos problemas, que están allí toda la vida. Como siempre algún ejemplo. Hace un par de semanas, nos llaman de una tienda. Tienen un servidor (marca muy conocida, un Xeon pata negra, solo 4 gigas de RAM y un disco duro mecánico) que lo usan como puesto de facturación interno. Además hay tres TPVs conectados al servidor. El servidor además de gestionar a los tres TPVs, se comunica con la central (son una franquicia en parte de sus productos, no en todos). El cliente nos indica que le va muy lento el servidor y por ende, los TPVs. Nos enseña el presupuesto de mejoras que la ha hecho la empresa de mantenimiento de la franquicia. Un Xeon con más núcleos, 8 gigas de RAM, discos en Raid, nuevo router y sobre todo, una nueva versión del gestor de base de datos (uno propietario muy conocido) que solo él costaba más de 20.000 Euros. Nosotros hacemos un par de pruebas y concluimos con una solución de un importe que pasaba un poco de los 1.000 Euros. El cliente nos la compró y ahora con un gasto mucho menor le va todo más veloz. Pero cometimos el error del hijo del abogado. Y por cierto no quiero entrar a preguntarme, si para gestionar tres TPVs, se necesita un gestor de base de datos de más de 20.000 Euros.

El chiste es el siguiente: un recién licenciado en Derecho, se incorpora al bufete de su padre que se jubila. Al cabo de un mes, el nuevo abogado va a comer a casa de sus padres. El padre le pregunta que le parece le trabajo y que tal va sobre todo con Martínez el cliente de toda la vida. El hijo le contesta: “Papá, ya he resuelto el pleito de Martínez, era muy sencillo, aplique el artículo xxx.j de Código Civil, hable con el abogado de la otra parte y resuelto”. El padre mira con cara de preocupación a su hijo y le dice: “Y crees que yo no lo sabía, como piensas que he mantenido esta casa, te he pagado estudios… con el pleito de Martínez sin acabar en 20 años.”

Pues eso, que hoy en día, muchos negocios siguen la táctica del padre, nunca acaban las cosas, para poder seguir facturando y facturando.

Por cierto, no perderse la web de donde he obtenido la foto, me ha encantado