Vivimos en el mejor de los mundos. Nos vamos aproximando a pasos agigantados hacía la singularidad tecnológica que tan bien nos describía Charles Stross en Accelerando. Lo único que me llama la atención es que creo que las máquinas nos vencerán antes de lo que podíamos pensar. A veces me da la sensación de que la mente humana va adaptándose muy deprisa a las ayudas digitales. Y por otra parte, todavía alguna tecnología aparece con ese aura de cosa que parece magia y que nos cautiva y nos impide pensar con claridad.
Como casi siempre, escribo el título y me voy desviando de lo que quería contar. Hace unos días os comentaba que cuando estoy dando soporte en mi empresa de por las mañanas a consultas sobre préstamos, nos llegaban cosas divertidas, donde el usuario confundía a Google con el Banco de España. Pues ahora hemos tenido un par de consultas, donde nos indicaban directamente: “La cuota del préstamo está mal calculada en el host. El cliente ha repetido los cálculos con la Excel y salen otras cifras, que parecen más correctas”. Luego venía una explicación seudomatemática del porqué el cálculo con la Excel, era mejor que el que había hecho el host con el venerable Cobol.
Lástima que como muchas veces, la gente se queda con la forma y no con el fondo. La hoja de cálculo que nos adjuntaban era muy bonita, con coleres, subtotales, macros… pero no estaba aplicando el sistema de amortización que ese cliente tenía en su contrato. Vamos que se habían bajado de Internet un modelo de sistema de amortización para la Excel estándar. Y en el caso de estos clientes (empresas además) tenían préstamos que no encajaban con ese modelo. Así que tuvimos unos cuantos diálogos de besugo del tipo de: “Pero si la Excel en la parte del capital obtiene xxx Euros por el sistema francés, ¿porqué el cálculo nuestro no es igual” Y entonces teníamos que explicar que dentro del sistema francés, hay formas diferentes de calcular la cuota.
Al final en uno de los casos cansado de discutir contra una pared, cambié de estrategia. Diseñe una hoja de cálculo pero aplicando las fórmulas correctas. Con eso se dieron por satisfechos. Cuando les pase los cálculos hechos a mano, no conseguí el mismo efecto.
Volviendo al principio, la singularidad tecnológica no llegará porque las máquinas sean más inteligentes que nosotros, sino que llegará antes, ya que parece que su presencia nos hace pensar menos.
5 Comentarios
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En el fondo te han utilizado como un profesor gratis. 🙂
Hace años me sucedió algo parecido con un investigador de la Universidad para el que diseñé un programa para unos cálculos. Me decía que el programa estaba mal porque no daba los mismos resultados que su Excel. Como en tu anécdota, el hombre estaba utilizándolo mal pero hubo que demostrarlo.
Es que la Excell nunca se equivoca, ni cuando lo hace. Por eso es mejor que cualquier alternativa (modo jefe de departamento que sólo sabe usar Excell y Word off)
Interesante artículo, gracias por la publicación.
Tengo ese problema muchas veces con los compañeros. Excel no lo hace ni bien ni mal, hace lo que le dices y no lo que quieres hacer. Ante resultados extraños yo siempre busco dónde me he equivocado antes de pensar en fantasmas informáticos u otro tipo de errores, pero hay gente que no comprende que el fallo el 95 % de las veces está en la interfaz silla-teclado.