Personas y empresas

Hace unas semanas nos enviaron unos correos invitándonos a contestar una encuesta para escoger al mejor mayorista de informática.

Iba a responderles, cuando me di cuenta de que no lo tenía nada fácil. Porque nosotros más que a la empresa de mayoreo, miramos a los comerciales, a los que están en el SAT y a la empresa de transporte que usan. Es decir, lo que menos me importa al final es la empresa, lo que más: los comerciales que me atienden a mí. Es curioso como en este mundo de homogeneización y de planes estratégicos, campañas de marketing… lo que más valoramos es la eficacia de la persona que nos atiende al otro lado del teléfono, que responde nuestras dudas por correo (cada vez menos personal) el sistema de mensajería o el SAT. Así que no os extrañe que a los grandes mayoristas (por muchos premios que se compren) que no te asignan ni un mísero comercial, pues los suspendamos directamente.

Este año tenemos situaciones algo extrañas en nuestra relación con los mayoristas. Así tenemos empresas cuyos jefes se han empeñado en que no les compremos: nos quitan las tarifas, nos reducen y nos complican enormemente las formas de pago, envían sus productos en carros tirados por bueyes… pero seguimos comprándoles: porque la fiel infantería de sus comerciales funciona excelentemente; y compensan con su buen hacer, las burradas que se les ocurren a sus jefes.

Otras veces, cuando un comercial cambia de empresa, pues seguimos comprándole a él. Hay mayoristas con los que nunca habíamos trabajado. Pero un comercial que sabemos que es bueno se cambia a esa empresa y empezamos a comprarles.

Esta importancia del factor humano se nota muchísimo en verano. Durante agosto, hemos vivido situaciones esperpénticas en mayoristas que tenían un funcionamiento interno excelente el resto del año. Pero ha sido irse de vacaciones nuestro comercial… para que los pedidos nos lleguen tarde y mal. Y la empresa es la misma. Pero se nota la falta de la persona que mueve al resto de la empresa.

Si yo pudiese darles algún consejo a los jefes de una empresa de mayoreo informático: menos campañas de marketing estúpidas, y más sueldo a los trabajadores.

Porque esa es otra, este fin de año, todos compiten en la campaña de promoción de ventas más complicada y menos clara. Pero claro, hay que hacer algo para los jefes de compras de las grandes superficies, que son los únicos con tiempo y capacidad de compra para poder beneficiarse de esas campañas. Pero por lo menos, podían no enviarnos los tochos de papel y los correos explicando, como podemos irnos de crucero, o como podemos vivir una aventura en la nieve… si vendemos tropotocientos mil euros, de esos productos, que, además, no nos dejan vender a nosotros tiendas pequeñas.

En resumen, lo que importa es el comercial, mucho más que la empresa. Yo daría el premio al mejor comercial y al mejor SAT, antes que al mejor mayorista.