Estas semanas pasadas me puse con una novela de ciencia ficción para variar. Pero se trataba de una obra reciente y además de un autor que no conocía: Blake Crouch, concretamente el libro era Materia Oscura.
El autor es filólogo y profesional de la escritura. Es decir, no se trata de nadie con bagaje científico como suele ser más común en los escritores de ciencia ficción. La obra está escrita en primera persona. Así su protagonista un físico cuántico que da clases en un universidad va contándonos su aventura. En la primera página el autor ya nos cuenta que pasa. El protagonista es raptado y pasa toda la novela tratando de escapar y de volver a su vida anterior al rapto. El hecho de descubrir pronto muchas sorpresas en las primeras páginas de la obra es un recurso muy bien manejado por el escritor. Nos atrapa y ya tenemos varias pistas de lo que está sucediendo. Además nos ponemos muy pronto en la piel del protagonista y queremos saber si podrá regresar y como lo hará.
La novela está ambientada en nuestro tiempo y eso se nota en el equipamiento tecnológico. Realmente toda la obra se sustente en la idea de que los físicos han empezado a entender mejor la relación del mundo macroscópico con la física cuántica del mundo microscópico. Y a partir de esa premisa la novela va moviéndose cada vez a mayor velocidad y con más sorpresas para el lector. Y al final no se puede soltar para ver como acaba. Lo bueno es que la trama nos hace pensar mucho en nuestra realidad y de alguna manera tiene una lectura filosófica muy interesante.
El estilo está muy cuidado y la trama muy bien llevada. Casi lo peor del libro es el título. Porque en la novela hay física, pero sobre todo física cuántica y muy poco de materia oscura. Imagino que el editor pensó que este título sería más llamativo. En resumen, un libro recomendado a todos los amantes de la Ciencia Ficción y a los que quieren leer una novela de aventuras con un pequeño poso de filosofía sobre la vida y las decisiones.