Hace unas semanas termine la lectura del segundo libro de cuentos de Ted Chiang Exhalación.
Digo que he terminado la lectura y en algunos de los cuentos la relectura. De este autor ya había comentado aquí su primera colección de cuentos “La historia de tu vida” que me gustó mucho. Así que en cuanto vi que ya estaba traducido al castellano lo pillé. Luego fue cuestión de esperar a tener unos cuantos días de tranquilidad para poder leerlo.
El libro consta de nueve cuento, realmente serían 8 cuentos y una novela corta ya que El ciclo de vida de los elementos de software es más extenso que los demás. El estilo del autor sigue igual de afilado que en su anterior colección de cuentas. Las historias se desarrollan de una manera muy natural parece que vivamos en el futuro o pasado que el cuento nos está describiendo. El lenguaje es directo y parece simple. Pero se trata de una fachada engañosa. Tras esa escritura pulcra y objetiva se esconden poderosas ideas que una vez leídas nos obligan a pensar y a repensar con detenimiento lo que el autor nos dices. Es de esos libros que uno tarda en leer. Y que como decía en la introducción dan píe a varias relecturas para tratar de ver un poco más allá e iluminarnos. Además las historias se quedan dentro de nuestra cabeza y van moviéndose mientras las miramos desde distintos puntos de vista.
Y los cuentos nos introducen en temas de la literatura y filosofía universal: el libre albedrio, la educación, la paternidad, el viaje en el tiempo, la responsabilidad. De todos ellos el autor y sus historias tienen opiniones que nos hacen pensar en lo que creemos nosotros mismos sobre ellos.
En ocasiones parece que estemos leyendo un texto de alguien que ya ha visto ese futuro y nos lo describe. En esta colección me pasa como con la primera, el cuento que más me gusta es el primero.
En resumen, un libro que es imprescindible leer. Y en este caso se lo recomiendo a cualquier amante de la literatura, no solo a los que disfrutamos de la Ciencia Ficción: esta obra transciende más allá del género a la que está adscrita. Eso sí hay que tomárselo con calma para poder disfrutar de su lectura.