Cuando leemos sobre la globalización del software, muchas veces vemos proyectos de grandes empresas, que tienen equipos de desarrollo en diversos países del mundo. Y aunque algo de eso me pasa a mi en mi empresa de por las mañanas, hoy quería hablar justamente de lo contrario, de la globalización en proyectos pequeños.
Este fin de semana iba yo buscando un módulo que me hiciese una labor concreta para una web que estoy haciendo. Estamos preparando algunas novedades en la web de la tienda y me hacía falta una prestación que el Magento no trae de serie. Después de ir buscando por la red, termine comprando un plugin de un filipino. Y me hizo gracia. Así que me puse a hacer memoria y resulta que solo en la tienda tengo:
- El software base, Magento, norteamericano.
- Dos módulos españoles
- Otros dos módulos indios
- Tres módulos alemanes
- Un módulo francés
- Un módulo ruso
- Un módulo polaco
- Un módulo vietnamita
- Un módulo inglés
- Y varios módulos más donde no tengo claro la nacionalidad de su creador.
Y estoy hablando de una pequeña tienda web de pueblo. Así que la globalización nos rodea y tenemos que acostumbrarnos a vivir con ella. Hay que sacar lo mejor de esta situación, que ya es imparable.
También es cierto que estas plataformas más o menos abiertas como es el caso de Magento, favorecen mucho este tipo de desarrollos. Pero esta es una ventaja más del software abierto sobre el propietario. Cuando hicimos el último cambio con el software de la web de la tienda, pasando de una plataforma propietaria a Magento, uno de los motivos principales, fue éste. El poder usar trozos de software desarrollados por otras personas, pera ir mejorando poco a poco el conjunto. Y tenemos a todo el mundo como posible desarrollador.