Hoy en la tienda tocaba presupuestar SAIs e ir recibiendo a clientes con SAIs antiguos con las baterías muertas para ver si admiten reparación.
Algo normal tras la experiencia de ayer con la caída de la corriente. Y como los clientes siempre se acuerdan de Santa Bárbara cuando truena como dice el refranero español, pues hoy se han acordado de los sistemas de alimentación interrumpida. Es un accesorio que vendemos mucho en empresas, no en todas, pero yo diría que un tercio de nuestros clientes empresa los compran junto con los PCs, servidores o NAS. Lo malo es que luego muchos olvidan comprobar su funcionamiento, de forma que cuando falla la red eléctrica la batería del SAI está muerte y no cumple su función. Por eso hoy además de hacer varios presupuestos de SAIs nos han entrado otros vendidos en años anteriores para revisar las baterías y cambiarlas si encontramos el modelo compatible. Está claro que con un SAI clásico nuestros clientes no hubiesen podido soportar el apagón de ayer… pero les hubiese permitido apagar los PCs y servidores de forma controlada evitando pérdidas de datos y posibles averías. Eso sí, tenemos un cliente que tras más de un lustro por fin ha sacado provecho a su inversión: se puso además de un par de SAIs clásicos de gama alta un generador diesel… éste si pudo seguir ayer con su actividad.
Además de estar hoy presupuestando SAIs (cuanto más se olviden del apagón, menos se convertirán en ventas finales) también hemos tratado de reponer el lío que nos han montado con el transporte. Ayer tenían que salir varios PCs… que se quedaron en la tienda, pues el transporte no vino a por ellos. Lo mismo con piezas que necesitamos para montar PCs. Aquí estamos esperando paquetes que hoy han llegado incompletos… pero bueno demasiado bien hemos salido.
Ayer yo casi no me enteré del apagón. Resulta que es un día de fiesta oficiosa local. Así que estuve coordinando el envío de un par de PCs y luego siguiendo la tradición de mi pueblo me fui a comerme la mona fuera. Estuve haciendo un poco de senderismo a 100 km de casa. Llegamos al monte a las 11:45 y empecé a subir y bajar con mi mujer por un paraje que no conocíamos. Como no sabíamos si allí habría bares o si al ser lunes cerrarían, habíamos metido un par de bocadillos y las monas en la mochila. Al rato de empezar la marcha perdí la cobertura con el móvil. Me molestó, porque estoy como respaldo o soporte de un familiar que usa un sistema de control digital para gestionar su enfermedad. Y estoy más tranquilo cuando puedo ver las alarmas y alertas en el móvil. Pero pensé que tal vez entre tantos árboles y cruzando algunos valles profundos, pues la conectividad se había perdido. Encontramos un sitio tranquilo al lado de un pequeño lago y con unas preciosas cascadas detrás (para los que vivimos en el secarral como nosotros, eso de ver agua cayendo nos parece el máximo lujo) y sacamos los bocadillos y nos los comimos allí.
Al final pasadas las cuatro de la tarde acabamos la marcha que era circular y estábamos de vuelta al pequeño puedo del que habíamos salido. Nos apetecía un café para acompañar las monas, así que buscamos el bar de pueblo (que estaba abierto) al pedir el café nos dijeron que no lo podían servir pues no disponían de electricidad para la cafetera. Al final pedimos helado. Cuando fuimos a pagar tuve que echar mano de la reserva en efectivo que siempre llevo encima, puesto que los TPVs no funcionaban (siempre que salgo fuera del pueblo llevo efectivo por si acaso, guardado en dos lugares diferentes). Y entonces fue cuando el dueño del bar nos comentó lo del apagón.
Al poco de regresar a casa volvió la electricidad a nuestro hogar. Eso si, aproveché para volver a enseñarles a mis hijos qué es una radio… tengo una guardada en el cajón con las linternas por si acaso y ayer nos sirvió para poder escuchar algunas noticias mientras volvía internet.