Me hace mucha gracia, como el concepto de cliente difícil es distinto según el lado del mostrador en el que uno se encuentre. Como diría el filósofo español más citado del siglo pasado, cada uno es uno y su circunstancia. Y resulta que la circunstancia de cada cliente es diferente. Normalmente cuando un cliente piensa que va a ser un cliente difícil, para nosotros es justo lo contrario y a la inversa, cuando un cliente cree que es fácil, la venta se complica.
Estos días hemos vendido varios PCs (algunos muy curiosos, ya publicaré entrada sobre ellos) y los clientes se disculpaban por ser (según ellos) clientes difíciles con peticiones complicadas. De hecho los clientes pedían equipos bastante especiales. Pero en esa especificidad estaba la facilidad (y ahora lo lees deprisa) para nosotros. Es decir cuando un cliente te pide un PC para unas tareas muy concretas y a veces extrañas, que tiene que cumplir unos requisitos de tamaños, ruido, consumo, potencia, capacidad gráfica, de sonido, ser compatible con algún software… es cuando nos pone fáciles las cosas.
En esos casos uno tiene claro lo que buscar. Incluso es divertido buscar lo que nos piden, hay que recurrir a bastantes proveedores, mirar fichas técnicas, bucear en la red para ver si alguien ya ha montado algo parecido o ver la compatibilidad de los elementos, recurrir a la memoria y otros equipos ya montados, para comprobar como funcionó antes ese sistema… y al final se le presentan al cliente varias opciones bastante concretas. El cliente lo estudia, nos solicita cambios… pero a pesar de la aparente dificultad nuestra tarea es clara y el porcentaje de ventas cerradas en estos casos es muy alto. Además son equipos que son divertidos de montar, rompen la rutina diaria de la tienda.
Y luego tenemos los clientes que se creen fáciles. Ahora mismo tenemos un tipo de cliente fácil, que sin embargo nos vuelve locos. Conversación que se repite todos los días en la tienda:
– Quería ver un portátil.
– ¿para qué lo va a usar?
– Pues para lo que se usa un portátil
– Para trabajar, estudiar, ocio, juegos, música…
– Para instalar el (emule, elephant, ares… poner el software P2P que más os guste) bajarme películas y entrar al Messenguer y que cueste menos de 300 Euros.
Y este cliente que se cree que es fácil, es complicado. Porque aunque parezca que lo tiene claro, no lo tiene. Empieza a dudar si llevarse un netbook o un portátil grande. Luego que si lo tenemos de un color o de otro. Claro en su rango de preferencias y de precio es donde más oferta hay, así que podemos mostrarle muchísimos equipos muy, muy parecidos. Nos pide nuestra opinión, le decimos cual nos gusta. Si hay suerte y vuelve, entonces de dice que si le regalas el ratón, la maleta, si el portátil trae instalado el Word, no?, porque con el Vista viene el Word?? y al final casi nunca cerramos estas ventas.
Y después está el cliente del que ya hablé el otro día, el que ya te pasa la lista de cosas que quiere, pero que cuando miramos esa lista no nos encajan con el uso que le quiere dar al PC.
Y el cliente más difícil de todos, el que no tiene criterio. Un día te pide un PC con un procesador de Intel, a los tres días vuelve y quiere un AMD de esos nuevos. Más tarde ha pensado que para qué quiere tanta máquina, total si un Atom le sobra. Pero luego quiere un Atom pero con una placa Ion. Cuando ya le has hecho cinco presupuestos totalmente diferentes, te dice si al Atom le puede poner DDR3… entonces te dice que uno de los nuevos Core i5, pero que no haga ruido… y al final cuando ya llevamos 10 presupuestos y nos pide el equipo, no sabemos si montarlo o no, no sea que cuando venga a llevárselo no le guste.
En resumen, los clientes que se creen difíciles, porque nos van a pedir cosas especiales, pero muy concretas, al final son los más sencillos para nosotros, porque son los que tienen las ideas más claras. Y con ese tipo de clientes uno sabe que no está perdiendo el tiempo.
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Clientes que además creen que te hacen un inmenso favor viniendote a comprar.
je je, pues te vas a divertir cuando te pida el mio.