El silencio de los clientes

Esta claro que cada uno es como es, y los clientes son totalmente diferentes entre ellos. Si por un lado los hoy que empiezan a hablar y no calla, otros están en el polo opuesto y no hablan.

Hay clientes que cuando traen un equipo para reparar te cuentan con pelos y señales todo lo que le pasa al PC y todo lo que el PC hace. Parecen a veces como esas madres que llevan el hijo al pediatra y parece que lleven un diario en la cabeza y le recitan lo que ha hecho el bebé en la última semana en intervalos de 15 minutos.

Pero los hay que se callan las cosas importantes. Y claro nosotros luego vamos de cabeza y de susto en susto en el taller.

El otro día teníamos que ampliar un PC. El cliente llevaba tiempo pensando que ponerse y al final tiró la casa por la ventana, nos pidió una placa base Asus de gama alta, un Core i7 930, memoria DDR3 también de gama muy alta (espectaculares los chips con unos enormes disipadores de calor). Decidió mantener la fuente (nos la había comprado hacía poco) la caja y tarjeta gráfica. Al final también tuvimos que cambiar la caja, no cabía todo en la que él tenía. Montamos el equipo y nos pusimos a instalar el sistema operativo. Todo iba bien, el Windows se instaló en un visto y no visto y se actualizó enseguida. Instalamos los drivers y empezamos a probarlo. Y en uno de los rearranques, se quedó bloqueado. Era como si el PC no pasara el POST. Si le dábamos a reiniciar si que arrancaba. Empezamos a probarlo y vimos que una de cada tres veces que lo apagábamos, no arrancaba. Así que a pensar, problemas de Ram?, mala configuración de la Bios?, la placa que estará tocada?. Actualizamos la bios otra vez por si acaso. Revisamos la bios, quitamos los valores más agresivos y fuimos a una configuración totalmente conservadora. Cambiamos la Ram. Todo seguía igual. Al final nos quedamos mirando la tarjeta gráfica. Una veterana nVidia 9800, que el cliente quería cambiar en la siguiente actualización, pero que debería aguantar unos meses hasta que ahorrase lo suficiente.

Le cambiamos la tarjeta gráfica por una de la tienda y el equipo arrancaba siempre, ningún problema. Pero claro, como le explicas al cliente que con su nueva superplaca, la gráfica falla a veces. Al final con nuestra gráfica pasó todos los tests y pruebas.

Al día siguiente se pasó el cliente. Le enseñamos el equipo y cuando salimos de la trastienda, nos dice:

– Como mola, con la placa nueva se pone en marcha siempre a la primera, ya no hace eso de pararse en el arranque de vez en cuando, porque la gráfica estaba tonta.

Mi socio casi coge un chip de ram y trata de cortarse las venas con él. Toda la tarde probando, mirando en la red si la nVidia 9800 y esa placa base tenían alguna incompatibilidad… y al final era un error que tenía la gráfica desde el principio.