Muchas veces cuando reparamos un equipo además de resolver la avería hay que tratar de impedir que vuelva a suceder. Hay clientes que por mucho que les expliques no te hacen caso y la avería se repite y se repite. Pero hoy no voy a hablar de estos clientes sino de los que sufren averías repetitivas y no hacen nada consciente que las provoque.
Hace unas semanas nos llama un cliente desde una institución educativa. Tienen un par de pizarras digitales que no se encienden. Así que se va para allá mi socio. Llega y comprueba que las pizarras tienen un cable de imagen desconectado. Lo conecta y al poder ver la imagen aparecen una serie de errores. Mirándolos ve que se trata de un error en una actualización del sistema. Como era un hardware que no le habíamos vendido nosotros nos constó localizar las imágenes del sistema operativo (una versión de Android 7 adaptada) para poder restaurar las pizarras. Al final logramos contactar con el SAT del fabricante y nos las enviaron. Actualizamos y el problema desapareció.
El cliente nos preguntó cual era el motivo de la avería. La respuesta de mi socio fue simple: “Alguien en el colegio ha entrado a la pizarra y ha tratado de actualizar el sistema operativo. Pero no lo ha hecho bien o se ha ido la luz a la mitad del proceso.” El cliente no entendía nada, porque en 5 años que tenía las pizarras nunca había pasado. Los profesores no se metían en esas cosas y los alumnos no tenían acceso a los controles de las pizarras una vez se terminaban las clases. El tema quedó hay.
Pero pasados varios días el cliente nos vuelve a llamar. Pasa algo parecido. Pero ahora además de otras dos pizarras también les fallan dos PCs que se usan en las aulas para enviar material didáctico a las pizarras.
Mi socio vuelve al colegio y ve que se trata de lo mismo. Las dos pizarras con una actualización de software mal hecha. Y en el caso de los PCs lo mismo: se había reinstalado el Linux autonómico, pero faltaban códecs multimedia propietarios que usaban las aplicaciones que empleaban los profesores. Le dijimos al cliente que ahora si que debían empezar a buscar qué profesor se dedicaba a ir actualizando los sistemas operativos del hardware que tenían. El cliente seguía insistiendo en que ningún profesor hacía esas cosas. Entonces empezaron a preguntar. Nadie sabía nada del tema. Menos mal que al final un compañero de Administración se quedó pensando y le dijo al Director: “¿Qué día aparecieron las averías?” Mi socio miró los registros y comprobó que nos habían avisado las dos veces un viernes a primera hora. Entonces el administrativo comentó: “¿No vienen los jueves por la tarde los del grupo de FP de Informática porque ese día no caben en su instituto y la Consejería de Educación nos los endosó a nosotros (es un colegio de primaria) porque tenemos clases vacías?”. Llamaron al centro de FP y allí al final apareció el culpable: algunos alumnos habían decidido practicar con las pizarras y los PCs del centro donde daban clases los jueves. Lo hacían de buena intención, pero parece que con poco pericia.
Así que en este caso al final ya no se repiten las averías.