Seguros, garantías y clientes impacientes

Hay veces en que ves como se comportan los clientes… y piensas que no puede ser verdad;  pero te lo confirman y al final no tienes más remedio que creertelo. Eso es lo que nos pasó hace unos días, con unos clientes y una garantía.

Estas Navidades, nos llama una clienta por teléfono. Trabaja en una empresa que es cliente nuestro. Le habíamos instalado hacía unas semanas unos portátiles a la empresa. Concretamente uno de gama alta para el jefe y tres más normales para los comerciales. Había visto los portátiles de los comerciales y también había visto el precio y nos preguntaba si le podíamos traer a ella ese mismo portátil al mismo precio. Le decimos que si. Nos comenta, que quiere pasar los datos de un portátil que ya tiene al nuevo, le comentamos, que se lo podemos hacer.

Así que esa tarde, se pasa con el portátil viejo. Al verlo, comprobamos, que no es muy viejo, es un portátil que no tiene dos años seguro. El problema del portátil es que no carga, comprobamos, que no es problemas ni del cargador, ni del conector, parece algo de placa. Ahí tenemos la opción de cambiar la placa (si es nueva, muy caro) o bien de comprobar la electrónica a ver si tenemos suerte y es algo que se puede cambiar. La clienta, dice que no nos preocupemos, que ha decidido comprar uno nuevo. Nos dice que el portátil es para su hijo, que está estudiando en la Universidad y lo necesita cuanto antes. Mi socio, le comenta, que tenemos un par de ofertas para Navidad, que mejoran las prestaciones del portátil que ella vio en su empresa, por muy poco dinero. La clienta al principio no lo entendía. El portátil que había visto, era un Acer y le estábamos ofreciendo un Lenovo. Nos comentaba que le gustaba el Acer y que Lenovo no la conocía.

Mi socio consigue al final, que entienda que no es tanto el cambio de marca, como el cambio de modelo. El Acer que le habíamos montado a la empresa, venía con un i3 de cuarta generación y el Lenovo que le ofrecíamos por 60 Euros más, era un i5 de sexta generación, además con un disco duro híbrido que nos gustaba mucho. La clienta se queda un momento pensándolo… y nos dice:

“No, vamos a dejar el más barato. Ni mi hijo ni mi marido se merecen nada mejor. Resulta que el año pasado, cuando el niño empezó la Universidad, se fueron a una gran superficie y compraron este portátil. Pero cuando iban a comprarlo, un comercial les ofreció un seguro de rotura y ampliación de garantía a cinco años, por 150 euros y lo contrataron. Al año de tener el portátil, el niño lo rompió. Así que fueron a la gran superficie con el seguro. Le dijero que si, que se lo reparaban, pero que no podían asegurarle el plazo, pero que difícilmenta iba a bajar de 4 semanas, porque la avería era importante… Y no se les ocurre nada mejor, que llevárselo a un amigo que entiende de esto, que a su vez se lo pasa a otro colega… y al final les hacen esto (y le da la vuelta al portátil y vemos, un lateral con un juego de tornillos grandes y una escuadra metálica sujetando la bisagra de la pantalla al cuerpo del ordenador) y tuvieron que poner estos botones de goma para mantener la estabilidad. Claro, ahora ya no nos cogen en la garantía”.

Y cuando la clienta se llevo el portátil nuevo, yo seguía pensando como ella, que no se merecían nada mejor. Te gastas el dinero en un seguro y luego no lo usas cuando te hace falta. Y pienso también que los seguros tienen un gran negocio con estos clientes desesperados.