Un PC especial para un cliente ídem

Nuestra especialidad ahora mismo son las soluciones digitales especiales, valga el juego de palabras. En este mundo tecnológico, donde parece que solo triunfan las soluciones igualitarias y donde parece que nadie quiere se realmente único, parece que es la forma que los pequeños tenemos para tratar de sobrevivir.

Hace unos meses empezamos un proyecto con un cliente. Este, nos planteó un reto curioso e interesante, que al final pudimos resolver. El cliente se cambiaba de casa, pasaba de una casa grande en las afueras de la ciudad, donde disponía, no de una habitación para el PC, sino de una planta de un chalet para el PC, a un piso, que era en su totalidad más pequeño que la planta donde antes tenía todo su equipamiento informático. Se trata por cierto de un tipo de petición que nos hacen bastante. Clientes, casi todos profesionales liberales, metidos en las cinco décadas de vida, con los hijos ya mayores, que cambian la case grande del extrarradio por un piso en el centro. Y estos clientes además no les gusto irse a montarse ellos mismos la solución, valoran su tiempo y prefieren pagar a alguien, para que les busque lo que ellos quieres

Bueno a lo que iba, el cliente nos pedía un sistema muy potente para poder editar vídeo, fotografía, trabajos estadísticos y con muchísima capacidad de almacenamiento… que entrase en un salón no muy grande y que no se viese mucho. Además quería un monitor muy grande. Al final nos trajo los planos del salón, con la situación del televisor, el sofá, la mesa, las ventanas… y el lugar donde quería colocar el ordenador.

Mi primera idea fue recomendarle un portátil potente y grande. Pero no le gustaba. De hecho ya posee un equipo con esas características y lo usa muy poco. Es un Sony Vaio de gama alta, que le regalaron sin preguntarle. Y casi ni lo pone en marcha. Mi segunda idea fue un sistema con todo integrado en el monitor. Pero no cumplíamos bien el tema de la máxima potencia, ni sobre todo el de mucha capacidad de almacenamiento. Así que tuvimos que ir buscando soluciones más imaginativas. Mientras tanto, la esposa se puso a añadir más elementos decorativos en el salón, que hacían cada vez más difícil encontrar una solución.

Al final quedamos con una mesa cuadrada con que media un metro de lado. Situada a 80 cm. de la pared donde queríamos montar el PC y con una ventana en el otro lado. El cliente quería trabajar desde la mesa, pero en el lado derecho o izquierdo de la misma, para aprovechar la luz natural cuando la hubiese. En la pared donde debería ir el PC, habían colocado una estantería de media altura en color blanco. Nos fuimos allí a tomar medidas en vivo y ver la construcción. Tuvimos suerte, porque la pared donde estaba la estantería era una pared maestra. Eso venía bien para poder llevar a buen término lo que se me estaba ocurriendo.

El presupuesto que le pasamos al cliente fue el siguiente:

– De monitor, un TV de 32 o 37”, colgado de un brazo extensible encima de la estantería. Cuando no estuviese en uso el PC, se recogía en la pared y quedaba como un cuadro, pasando un carrusel de fotografías. Cuando estuviese en uso, se extendería hasta 80 cm. y quedaría encima de la mesa. Además permitía el giro final en 180 grados, para poder dejarla encarada hacia el lado de la mesa donde el cliente fuese a trabajar en cada momento. El TV se conectaría por HDMI al PC y de esta forma con un solo cable pasábamos la imagen y el sonido.

– El PC, un Core i7, con mucha Ram, dos discos duros de 2 teras, un disco SSD de 80 gigas, 12 gigas de RAM, un frontal especial con más USBs (el cliente usa varios lápices de memoria a la vez) extras. Todo montado en una caja Antec Designer 500 blanca. Resultó que el color de la estantería era justo el mismo blanco perla de la Designer. Le pusimos un disipador especial al procesador y una tarjeta gráfica con refrigeración pasiva. El PC en marcha era inaudible. Y además lo colocamos paralelo a la pared dentro de la estantería, pegando la trasera de la caja a un pilar. La caja se mimetiza con la estantería y no se ve apenas. Pasamos el test de su esposa.

– Un teclado inalámbrico de Logitech de pequeño tamaño, concretamente el modelo K340. Un modelo muy compacto con gran alcance y con pilas que duran tres años.

-Un trackball también de Logitech inalámbrico, el modelo Cordeless Optical Trackman. A este cliente no el gustan los ratones.

Tanto el teclado como el trackball, se guardan en un cajón y no se ven mientras no se usen.

Y el cliente nos compró la idea. Y como esto es ya muy largo, lo dejemos aquí, a ver si proceso la fotos del montaje y os enseño como quedo todo al final.