El otro día os comentaba que no me parecía mal la ide de Intel de cambiar el nombre de la generación decimocuarta de sus procesadores Core ix. Sería una manera de desterrar esa idea tan arraigada en muchos clientes de que un Core i3, un Core i5, un Core i7 o un Core i9 es igual a cualquier otro Core i3, Core i5, Core i7 o Core i9.
Poniendo un ejemplo de la industria automovilística que siempre es muy socorrida para esto. Yo tengo un amigo que cuando entró a trabajar nada más terminar el instituto empezó a ahorrar para comprarse un Volkswagen Golf de primera generación. En aquellos lejanos años todavía costaba mucho conseguir un vehículo alemán en España. Recuerdo la emoción cuando lo consiguió y los viajes con ese coche, uno como éste:
Y ahora el último modelo de Golf (octave generación) luce así:
Las diferencias no son solo estéticas, también el tamaño, la comodidad, el motor… Si dos coches que se llevan ocho generación solo tienen igual el nombre, lo mismo sucede con los procesadores de los ordenadores. Pero con alguna diferencia importante: un Golf de primera generación bien mantenido todavía nos permitiría viajar con él… muchos procesadores antiguos son incapaces de ejecutar programas modernos.
Os decía en la entrada que estas últimas semanas nos hemos encontrado con algunos PCs con procesadores Intel de generaciones anteriores, pero vendidos como nuevos. Alguno me podrá decir que si un cliente quiere ahorrar dinero no es mala idea. Pero lo malo es que se nota poco. Si yo configuro un PC con un Core i5 de decimotercera generación buscando buen precio no tengo nada mucho más caro que si voy a un Core i5 de décima generación. Y la diferencia entre ellos es elevada. Otra cosa es lo que siempre hacemos (antes lo hacíamos más…) de buscar bajadas de precio en los micros de la generación antigua cuando están a punto de salir los nuevos. He puesto entre paréntesis hacíamos, porque antes se notaban más las ganas de los fabricantes de deshacerse de sus micros antiguos y bajaban precios… eso cada vez pasa menos.
Como siempre algunos ejemplos:
- Su seguro servidor: nos llama un cliente. Ha comprado una aplicación a medida para su empresa. Los programadores le han ofrecido una instalación llave en mano incluyendo un servidor. También ha comprado una impresora multifunción de gama alta que hace funciones de fotocopiadora. Nos pide presupuesto para un par de Sais para ambos. El polígono industrial donde tiene la fábrica tiene algunos cortes de luz y los PCs de sus empleados ya llevan Sais que le vendimos nosotros igual que los PCs (otro día hablaré del hardware cautivo, que ahora va camino de convertirse en el cloud cautivo…)
Le calculamos un Sai potente para el servidor y le preguntamos por el modelo de la fotocopiadora y le añadimos uno dimensionada para su consumo. Pasamos el presupuesto y el cliente lo acepta. Vamos a instalarlo y nos entra la risa tonta.
El servidor era un PC con un Core i5 de décima generación. Pero además montado por un mayorista directamente y de su gama más baja. Si uno de los PCs de la oficina que nos compró a nosotros era más potente, con un Core i5 de undécima generación.
- Tu cuñado no es un tacaño: hace unas semanas un cliente nos pide presupuesto para un PC Gamer para su hijo que va a cumplir 16 años. Nos pide un portátil. Así que le pasamos varios equipos con procesadores Intel de duodécima generación (la decimotercera en este caso se disparaba y por cierto en este caso concreto de portátiles no aporta mucha diferencia…) y AMD de la serie 6xxx. El cliente el otro día nos trae un portátil nuevo para que se lo configuremos a su hijo. Nos comenta, que el tacaño de su cuñado (siguiendo instrucciones de su hermana que es la madrina) se llevó a su hijo a regalarle el portátil sin saber él nada. Y le han comprado un undécima generación de Intel y la gráfica una RTX 2xxx.
Le decimos que su cuñado no es tacaño, más bien que no lee bien. Miramos en catálogo el precio del portátil que nos trae. Se lleva solo 60 euros con el duodécima generación con una RTX 3xxx, sin palabras.
- El Fortnite va algo lento: otro caso de matar al padre. El padre nos ha comprado 4 PCs, pero ahora que el hijo ya es mayor se compra él el PC sin preguntar. Solo juega al Fortnite en HD Full. Así que siguiendo las instrucciones de otros colegas decide buscar un Core i5 de momento con gráfica integrada y luego añadir la gráfica. El padre dos meses después nos trae el PC a la tienda a ver si podemos afinarlo poco.
Cuando vemos el PC no sabemos si reírnos o llorar. El un PC casi idéntico al del servidor. Un Core i5 de décima generación montado por un mayorista y de su gama más baja. Y lo malo es que además no estaba bien instalado Windows, llevaba la primera versión de Windows 10, pero varios intentos de actualización a versiones más modernas fallidas… Al final formateo de todo e instalación limpia y bien configurada de Windows 10. Le pregutamos por el monitor: un bicho que costaba más que el PC. Así que le decimos al padre que para sacarle partido al monitor necesitaba una gráfica separada y de gama medio-alta.
Y dejo para otro día (que se hace esto muy largo) las diferencias entre los micros de portátil donde a las generaciones tenemos que sumar las gamas y los voltajes de cada micro. Y como siempre digo: nosotros vemos solo una parte de la espuma…