Esto de volver a la universidad te hacer ver problemas que antes eran distantes como más cercanos. Hace unos días en la otra universidad que tenemos en la provincia han decidido modificar las fechas de los exámenes de recuperación.
Esta universidad todavía mantenía las fechas de los exámenes de recuperación en el mes de septiembre. Y ahora han decidido unirse a la corriente dominante que lleva esos exámenes a julio (en el caso mi universidad a primeros de julio…).
Podríamos discutir largo y tendido sobre qué fecha es mejor. Yo tengo mi opinión particular: me gustaban más los exámenes de recuperación en septiembre que en julio. Mis motivos son simples:
- Si suspendo una asignatura el día 15 de junio y tengo la recuperación el 5 de septiembre dispongo de más tiempo para su preparación, que si suspendo el 5 de junio y recupero el 2 de julio.
- Ese tiempo extra para preparar una asignatura permite que el alumno pueda organizarse mejor a la hora de repartir su carga de trabajo. Algo que es muy importante si ese alumno tiene que compaginar los estudios con un trabajo o tiene cargas familiares.
- Ese tiempo extra de estudio en verano también permite que los profesores particulares puedan ofrecer mejor sus servicios (yo estuve viviendo 7 años con los ganaba dando clases particulares… ahora no podría hacerlo con estas fechas).
Pero como digo desde el otro lado hay también razones que nos podrían convencer. Por lo tanto no voy a tratar de convencer a nadie de que fechas puedes ser mejores; quiero poner el foco en otro punto, enlazando ahora sí con el título de la entrada: en la forma de imponer la medida.
El cambio de fechas de exámenes es algo que afecta sobre todo a los estudiantes… sin embargo son los que menos peso tienen a la hora de la decisión. Es algo que no consigo entender: si tan bueno es el cambio de fechas como opinan sus promotores por qué no quieren escuchar a los “beneficiarios” de dicha medida. A la hora de tomar la decisión pesa más el voto del personal de administración de la Universidad que el de los alumnos. Es algo que no consigo entenderlo. Para mí no deja de ser una actitud totalmente absolutista más propia del siglo XVIII que del siglo XXI. Luego mucha gente se pregunta como nuestra juventud no siente apego por la democracia si no les dejan ejercerla o les hacen trampa en asuntos básicos de su futuro y de su vida.
Además de que aquí tenemos otro problema: una vez se toma esa decisión ya no hay marcha atrás. Es decir cada vez quedan menos centros educativos en España que hagan los exámenes de recuperación en septiembre. Los pocos que quedan van cambiando las fechas. Pero no se da nunca el caso contrario: pasar de exámenes de Julio a Septiembre. Es decir: una democracia de usar y tirar: algo que se parece mucho al totalitarismo.
Y otro tema del que tengo una entrada pendiente de publicar: ¿La juventud de hoy en día es menos madura que la de hace décadas?. Ya adelanto que ahora que llevo seis meses compartiendo aulas y facultad con jóvenes de 20 años pienso que son iguales que era mi generación hace 40 años… pero que nosotros no lo vemos así y nos empeñamos en tratarlos como alguien menos responsable. Y eso es malo porque si tratas a alguien como menos responsable va a ser malos para su formación y su futuro. Y algo así hacen hoy los cargos universitarios que opinan que los que no comulgan con sus fechas, son los que no piensan en los problemas que tendrán en el futuro. Tal vez si les dejasen escoger mejor su futuro pensarán mejor…