Primero vinieron a por los piratas

Mirando las portadas de los periódicos de hoy, escuchando la radio mientras desayunaba y luego cambiando de canales en la TV mientras almorzaba… leo, escucho y veo esas cosas que me desaniman tanto y me hacen ser pesimistas sobre el futuro de la red.

Ayer leía que el Parlamento de los que dicen que nos representan, deciden modificar la Ley Sinde. Pero no para derogarla, sino para modificarla a su gusto y al de sus amos: se permitirá el cierre de páginas webs “piratas” sin necesidad de autorización judicial. Hay que fijarse bien en la labor de los asesores de publicidad de nuestros políticos (que después de sus amos son a los únicos que escuchan) al añadir la palabra “pirata”. Así el común de los españoles que ve la noticia la ve bien: cerrarán las webs de los malos, de los “piratas“. Aquí podríamos entrar a hacer muchas disquisiciones, pero al final hay una realidad que me molesta mucho: conforme la red ha ido creciendo se ha vuelto mucho más conformista.

La visión fatalista del español frente a sus gobernantes de ver una medida injusta y absurda pero no hace nada: primero porque piensa que a él no le va a afectar o no le va a pasar, segundo porque para qué, si él no puede hacer nada y tercero porque eso no va con él. Es un poco decir: vosotros legislar y yo ya haré lo que quiera. Y al que intenta cambiar el sistema por dentro, pues palo y a otra cosa.

Así que ayer estaban los mismos de siempre (gracias a los que todavía no os rendís, al os que pensáis que podemos convencer a la gente común para que abra los ojos) comentando los cambios legislativos y la barbaridad que supone poder cerrar una web sin autorización judicial.

Y hoy como decía al principio de la entrada tenemos a todos los medios de comunicación de masas de España con más o menos la misma noticia en portada (salvo muy honrosas pero mínimas excepciones) la bienvenida al que creen el nuevo Mistel Malsall: el presidente de la República Popular China. Y nadie comenta ni la censura ni el control absoluto que tienen los gobernantes chinos sobre su población y sobre su red. ¿Cómo esperamos cambiar algo en España para tener más libertad, si alabamos y parece que nuestro modelo es el de un país donde no existe libertad en la red? Pues eso, ahora a ver si todavía encuentro algún hueco para la esperanza de poder cambiar esto con la ayuda de las nuevas tecnologías. Porque parece que las viejas aspiraciones de control han terminado con las posibilidades de cambio de todos nuestros avances digitales.

Y para rematar después de comer veo que ya no son solo los piratas los que tienen que temer los vientos de los nuevos tiempos, sino que hasta los osos están en peligro.

Dejo para otro día mi opinión sobre otros cambios legislativos que afectan a nuestra privacidad.