Hay veces que dices las cosas treinta y tres veces… pero los cliente no nos oyen por mucho que nos digan que si…
Y además no recuerdan nade de lo que les has dicho cuando van a probar el equipo en su casa. Y por muchas precauciones que tomes al final te llama por teléfono: “Esto que me acabo de comprar… no va, no puede ser está igual que antes de llevarlo a la tienda”.
Nos suele pasar mucho cuando actualizamos un PC para añadir una tarjeta de vídeo para edición de imágenes o para jugar. Lo bueno de montar un PC de sobremesa a medida es que el cliente decide que quiere poner dentro. Cuando vendemos PCs para niños muchas veces aconsejamos a los padres que no instalen una gráfica de gama alta hasta que no estén seguros de que los hijos van a jugar a juegos que las requieran. Además, también les decimos que así se guardan un regalo para el próximo cumpleaños o para Navidad. En el caso de clientes que no saben si van a entrar a fondo en edición de vídeo y/o de imagen hacemos lo mismo. Les decimos que se queden con la gráfica del micro (o con una básica si el micro no trae gráfica) y si luego más adelante requieren aceleración por hardware para la edición, pues ya tiro hecho y teniéndolo claro que le pongan una gráfica más potente.
Retomando el hilo… lo que nos suele pasar mucho al añadir una tarjeta de vídeo es que el cliente cuando llega a su casa conecta el monitor en la salida de vídeo de la placa base y entonces no se notan las mejoras. Por eso cada vez que añadimos una gráfica en un PC que no la llevaba le repetimos varias veces a los clientes que deben conectar el monitor a la nueva tarjeta de vídeo, que no lo enchufen a la toma de antes. Pero casi todos siguen con al inercia… y conectan a la toma vieja.
Al final hemos optado por coger la costumbre de cerrar la conexión de placa base con un tapón de plástico. Pero ni por esas. La semana pasada actualizamos un par de PCs que habíamos vendido el año anterior. En un caso el padre se había aficionado a jugar con el PC y en el otro eran los hijos los que habían hecho piña para lograr la actualización del hardware. Así que procedimos a instalar una tarjeta gráfica de gama medio-alta. La configuramos y cuando vinieron a la tienda les mostramos como ahora los juegos se veían mucho mejor y funcionaban más fluidos.
Al día siguiente a primera hora ya nos estaban llamando: los juegos van igual de lentos y se ven igual de mal, uno de ellos incluso nos pregunta si puede ser problema de su monitor. Así que a explicarles donde deben conectar la tarjeta gráfica. Y lo mejor es cuando te dicen: “Si me costó conectar el cable, porque la toma tenía un tapón de plástico que casi puedo sacar…”
Menos mal que es fácil de explicar que busquen una entrada que estás más abajo o pedirles un foto de la trasera de la torre y se la devolvemos con una flecha indicando el lugar de conexión.
Yo estoy pensando en cambiar de táctica y poner el tapón de plástico en la gráfica nueva, viendo la querencia de los clientes por sacar el tapón antes de conectar el cable del monitor.
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Yo directamente les pongo una pegatina por detrás con una flecha apuntando a la conexión de la gráfica y les escribo “CONECTAR MONITOR AQUÍ”.
Complicado en una caja con muchos agujeros de ventilación detrás… pero al final le haremos una foto a la caja y le dibujamos el conector y se lo enviamos al móvil…
¿Y desactivar la gráfica antigua en la BIOS? Igual tiene otros efectos colaterales, cuando quieran enchufar un segundo monitor y no funcione, pero así para la mayoría de casos parece que debería ir bien.
Jesús: hace años hacíamos lo que indicas. En estos momentos no lo hacemos sobre todo por dos motivos:
– Windows discrimina la gráfica según lo que esté haciendo el usuario y para cosas tontas la gorda no hace nada.
– Para algunas rutinas de conversión, la gráfica de Intel ayuda.