Aquí parafraseando a Winston Churchil, en una situación mucho menos heroica y menos sangrienta por fortuna.
Esta semana se han repartido en mi empresa de por la mañanas los “incentivos” (bunus en otros sitios) y todos los años lo mismo:
– A éste le han dado más que a mi, y es porque es amigo del jefe
– Pues el año pasado le dieron más, porque su cuñado coincidió con el primo de uno que…
– Con lo que yo he hecho, mi proyecto ha salido, el de ésta no, pero claro como yo no vengo con escotes imposibles.
– Mi departamento ha ganado mucho más dinero, pero a nosotros no nos han dado nada…
Y si esto pasa en la parte final de la escala, no me imagino que pasará en los despachos, donde se juegan cifras con muchos ceros.
La verdad que los incentivos son complicados de repartir. Si atendemos solo a criterios subjetivos, pues la cosa es difícil, atender a criterios objetivos, en algunos casos es fácil, pero en otros es difícil.
Cuando yo estaba en la parte comercial de mi empresa, pues los incentivos, eran algo más claro, si lograbas vender lo que te pedían y a los clientes que te indicaban, pues cobrabas. Aquí lo único malo era que como estabas en un grupo, pues si había un gandul y el grupo llegaba, pues cobraban todos…
Pero ahora, que no estamos de cara al público ni vendemos nada, pues la cosa se complica. Si los incentivos dependen del resultado de los proyectos que hacemos, pues casi ningún proyecto depende solo de uno; en nuestro caso los proyectos dependen de mucha gente y como alguien en la cadena falle, pues te quedas sin terminar tus proyectos del año, y por mucho que hayas trabajado, resulta complicado que te paguen incentivos.
O lo que es peor, puedes llegar a un proyecto que no gusta a la dirección y por muy bien que termine, como el proyecto no gusta, pues no te pagan. Yo creo que cuando más y mejor he trabajado, ha sido en los proyectos de implantación del Euro y de solución del efecto 2000… pero como eran temas que venían impuestos a la dirección y no gustaban, no nos pagaron ni un duro. Luego he colaborado con otros proyectos mucho más flojos, pero que gustaban a la dirección y al final de año cobrábamos.
Así, que mientras alguien consiga un sistema mejor, estas semanas se instaura un mal rollo en la empresa, porque nunca incentivan a gusto de todos…
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Lo ideal sería tener una valoración que combine ambos factores (subjetivos y objetivos), como se ha hecho en mi proyecto. De esa forma, si el responsable de cada equipo está ‘encima’ de sus empleados y sabe lo que hace cada uno, sabrá quién ha currado más y quién menos y podrá recompensar a cada uno como se merece.
Estamos en el siglo XXI (y hace 8 años encima) y estos temas aún sin resolver… esto se arregla con sistemas de asignación y reporte realmente efectivos que permita fijar unos objetivos muy claritos y verificar su cumplimiento.
Ah, ¡que no conviene! eso es otra cosa.
Ages:
Eso funciona en la parte comercial. Es decir te dicen, si vendes x, tienes unos bonus de y. Si vendes x+100, tienes un bonus de y+10… y que seas tu solo.
Si estás un proyecto interno y tu haces una parte y el proyecto al final no sale en el año, porque otro miembro del equipo no ha terminado… pues follón.
En mi caso, es tu inmediato superior el que hace un informe sobre tu trabajo y lo pasa a las “altas instancias”. Creo que es lo mejor. Al menos te valora alguien que ve día a día tu trabajo 🙂
@Lolo: el problema es que entonces dependes de la confianza que tengan en tu jefe sus superiores, si te toca uno como el mío que es el hazmerreir de la empresa pues…
A mí, en teoría, me deberían pagar por lo que informa mi jefa directa. Ella me pone muy buenas valoraciones, pero luego llega el jefe de su jefe, mete las tijeras y a tomar por culo. Así no entiendo para qué cojones nos evaluan nuestros superiores directos, si luego otro va a hacer lo que le salga de los cojones.