Estos días he estado leyendo La guerra moderna en España de James W. Cortada:
Se trata de un libro que recopila y resume los informes que el agregado militar de Estados Unidos enviaba a su gobierno sobre la evolución, las armas, las tácticas… durante la Guerra Civil Española. Realmente el autor es un editor, ya que él no es el que escribe los informes. Son informes que a finales del siglo pasado se desclasificaron. Cortada lo que hace es ordenarlos y publicarlos como si fuese un diario de la Guerra Civil visto por un norteamericano, centrándose en los movimientos militares sobre todo.
El libro es interesante de leer. A pesar de que uno sabe el final de cada uno de los hechos de armas que relata al verlos contados casi en tiempo real la perspectiva cambia. Se puede observar lo que pensaban los protagonistas en ese momento. Esto es una diferencia con otras obras sobre historia, donde el historiador ya sabe como va a terminar cada cosa que cuenta. Aquí el autor no sabe el resultado de las batallas mientras se están produciendo, desconoce por donde atacarán los contendientes, como será la defensa… todo esto genera una sensación extraña. Parece que sea otra guerra.
La mayoría de los informes son obra del General o Coronel Stephen O. Fuqua, quien fue casi hasta el fin de la Guerra Civil agregado militar de la embajada americana. Sus informes están llenos de detalles de autenticidad. Muchas veces Fuqua va en persona al frente y entrevista a los mandos republicanos para conocer de primera mano que es lo que ha sucedido en cada batalla o escaramuza de la que informa. Hay detalles como por ejemplo cuando le dejan acceder a los prisioneros italianos de la Batalla de Guadalajara y nos muestra un lado humano de la guerra que en otras historias se pierde. O cuando describe sus visitas a las Brigadas Internacionales para saber de los voluntarios de su país.
Muchas veces Fuqua sin saber como terminarán las cosas se fija en detalles que fueron importantes. Por ejemplo cuando describe el avanza de las columnas del ejército de Franco desde Andalucia hasta el frente de Madrid en los primeros meses, muestra su extrañeza por el desvío que hace Franco para liberar el Alcázar. Un golpe propagandístico de Franco, pero que permite a la República fortificarse mejor en Madrid e impedir luego su toma. También comenta como las fuerzas republicanas tardan tanto en atacar Teruel que era una espina clavada en el flanco de la República y estaba rodeada por territorio Republicano.
El libro tiene algunos golpes de humor, sobre todo cuando Fuqua nos cuenta sus conversaciones con los “nativos” (llama así a los civiles españoles) al recorrer las líneas del frente. Hay una que no puedo evitar reproducir. Llega a un frente que está tranquilo. El jefe militar de la República le informa que pueblo que hace de frontera con las tropas nacionales dispone de una fortificación moderna con nidos de ametralladoras rusas. Así que Fuqua decide ir a allí para ver como están montados los nidos de ametralladoras. Llega al pueblo y habla con un nativo. Le dice que llegaron con un camión con ametralladoras, pero que la instalaron en otro pueblo. Le pregunta Fuqua si hay tropas en el pueblo y el nativo contesta que no. El nativo le dice que el frente está muy tranquilo. Que él un día a la semana va al pueblo de al lado (en manos de las tropas de Franco) al mercado a vender. Que conoce el santo y seña para cruzar las líneas. Y que su primo el día que hay mercado en su pueblo, viene del pueblo franquista a vender aquí…
En resumen, un libro interesante si como a mi te gusta la historia de España. Reconozco que hace muchos años que no leía nada de la Guerra Civil (tuve mi época con muchos libros sobre el tema) y que me ha sorprendido gratamente. En un repaso al conflicto visto con una perspectivo muy distante lo cual puede venir bien.