Estos días que no sé si estoy de vacaciones o no (ya os lo contaré, pero lleva casi dos meses cogiendo vacaciones, volviendo a trabajar, otra vez de vacaciones…) me he dedicado a leer más que en invierno. Ya lo he contado otras veces, pero en verano, apagamos la televisión y nos salimos a la pérgola de la casa; y allí con el fresco de la tarde a leer.
Bueno tras la introducción, vamos al libro del largo título y las pocas páginas. Hace unas semanas tenía que hacer un regalo. Pensé en un libro y me fui a la librería del pueblo. Allí me recomendaron esta obrita: “Si tu me dices ven lo dejo todo, pero dime ven” de Albert Espinosa.
La tenían como el número uno en tres de sus listas de éxito (luego lo corrobore yo mismo en la red). Era el éxito de ventas de los últimos meses. Así que me dejé convencer y lo compré. Cuando llegué a casa viendo el pequeño tamaño, me puse a hojearlo. Conforme iba pasando páginas iba entendiendo menos, como este libro podía ser un éxito de ventas. Al final ya me lo tomé como cosa personal. Pensé que tal vez a la mitad mejoraría, que puede ser que el final fuese estupendo. Y así me vi una hora después en la última página del libro sin conseguir ni un pizca de interés por el libro, ni por la trama ni por los personajes.
El lenguaje es muy simple, lleno de lugares comunes y frases ideas muy simples. Los personajes son planos y totalmente inverosímiles. No consigo ver nada interesante al libro. Tan poco me gustó, que volví a la librería y compré otro volumen para regalar. Este me lo he quedado yo en cas. Por si mus gustos literarios eran demasiado elevados, probé con mi mujer. Y su veredicto fue como el mío; no le gustó nada. Claro que ella tenía la explicación del porqué de su éxito: “Un libro corto, que se lee enseguida y no hay que pensar mucho en él. Así que es ideal para la nueva generación de lectores cómodos”. Eso debe ser, que la sencillez de la obra es parte de su éxito comercial.
En resumen, un libro totalmente prescindible y que se puede leer más como curiosidad sociológica de la época que nos está tocando vivir y leer.
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Menos mal Tendero, porque pensaba que me estaba empezando a volver loco…
No sólo es que la historia es más plana que una suela de chancleta sino que la gramática y el léxico parecen de un niño de 8 años (sin desmerecer a éstos). No entiendo su éxito, ni siquiera como novela corta de verano porque la historia no tiene ni pies ni cabeza, el único consuelo es que cuanto antes la leas, antes podrás empezar a olvidarla.
Tendero, eres una persona cruel, uno puede equivocarse cuando empieza a leerlo porque por desgracia ya se lo ha comprado, pero comprarlo para regalar me parece digno del mismísimo Maquiavelo.
Creo que me he explicado mal, compré otro libro diferente para regalar… no éste.
uff soy de la misma opinión.. no me gustó, pero parece que a la gente le hace furor, si nó, no entiendo que esté en esas posiciones en las listas…
un saludo
Coincido con lo que dice tu mujer, Tendero, creo que desgraciadamente esa es la tendencia de estos tiempos, fíjate si es así que Umberto Eco está preparando una versión “light” de “El nombre de la rosa” para poder llegar a esos lectores; nada, que en vez de elevar el nivel cultural de la gente lo que hacemos es bajar el listón de la cultura… triste futuro el que nos espera.
Lo de Umberto Eco me llegó al alma cuando lo leí. Cada vez haciendo más tabla rasa hacía abajo
Otro que se apunta a los que lo han leído en un par de horas y que se ha quedado con cara de extrañado.. Yo pille la versión digital y llegué a pensar que me faltaban páginas o algo..