Un tema del que he hablado antes en el blog es la felicidad de muchos jóvenes con los equipos informáticos que tienen en sus casas, mientras viven con sus padres. Pero conforme pasan los años la situación mejora (para los hijos claro está) hasta que algún día tengan en casa alguna desgracia doméstica.
Hace unos días se pasa una clienta. Nos trae un portátil de gama alta que le regalaron a su hijo hace un par de años. Nos comenta que ya lo tuvimos el verano pasado con una avería parecida: que el equipo no carga la batería y no se pone en marcha. Abrimos la caja y revisamos el equipo. El cargador tenía los dos cables de alimentación partidos y con cobre al aire: tanto el que va del enchufe hasta el cargador, como el que va del cargador a la clavija. Además, la clavija de alimentación del portátil bailaba con una holgura tremenda.
Así que revisamos la ficha de la reparación del verano pasado y vemos que le cambiamos: la pantalla que estaba rota de un golpe, el cargador y la clavija interna del cargador que estaba arrancada de la placa base. Le decimos a la madre que podemos cambiarle de nuevo el cargador y comprobar si la clavija funciona o hay que volver a soldarla.
Pero le preguntamos la edad de su hijo. Nos dice que está más cerca de los 30 que de los 20. Y que usa el portátil en el sofá, en la caja, en el WC… Le comentamos que le diga a su hijo que cuide un poco el cargador. Nos dice la madre que imposible, que no puede decirle nada, porque no le hace caso, que total si tiene que cambiar de cargador cada año, pues que lo asume. Y aquí le indicamos que no es tan simple. Tal y como venían los cables del cargador no era muy complicado que tuviesen algún problema eléctrico en ambientes húmedos o bien que generase alguna chispa en mantas… y entonces el problema ya no sería solo cambiar un cargador. La madre nos escuchó… pero no nos hizo ni caso. Su mayor preocupación era que el equipo estuviese reparado para el fin de semana, porque tenía a su hijo de viaje y regresaba el sábado.
Pero sigo asombrándome del poco cuidad que mucha gente tiene con sus equipos digitales (sobre todo con los portátiles) y como no entienden que esos equipos están conectados a la red eléctrica y que eso siempre es peligroso con cables pelados y sin protección.
Por supuesto que al hijo no lo hemos visto nunca. Se ocupan de mantener sus sistemas informáticos funcionando sus progenitores. Y no es el único caso. En el mismo día tuvimos dos casi iguales (pero con cargadores no tan castigados).
La foto de arriba es el ideal de como debe estar plegado un cargador de portátil.
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Yo ya perdí la esperanza en el ser humano cuando vi a una de mis compañeras de trabajo hacer las gestiones necesarias para matricular a su hija en la universidad…cuando ésta ya iba por el tercer curso. Las nuevas generaciones tendrán un expediente académico y una lista de títulos y “másteres” impresionante, pero hasta que no llevan 5 o 6 años fuera del nido son como preadolescentes de otra época.
Yo en mis tiempos no he necesitado que hiciesen trámites por mi y desde luego en la Universidad no necesité a nadie para gestionar la matrícula. Vamos como que hacía años que hacía la declaración de la renta de mis padres con el programa PADRE en MS-DOS. Incluso una vez metí la pata y fui a Hacienda para arreglarlo, vamos, no es complicado. Mis primos son de una generación posterior y si es verdad que les falta espabilar mucho. En seguida recurren a su papá cuando no les funciona algo.
Problemas del primer mundo. Justamente ayer comentaba en el menéame que un tío de 34 años no es un joven, es un hombre hecho y derecho. En fin, los europeos se están volviendo locos.