Hasta el gorro y más allá de los mensajes de voz

Hay adelantos técnicos que al final son un retroceso y nos hacen perder tiempo que es el activo más valioso. Como podéis ver en el título es un viajo conocido en este caso: los mensajes de voz del WhastApp.

Estos días de Navidad y Reyes que vamos un poco locos en la tienda atendiendo los pedidos de los clientes el que nos empiecen a llegar mensajes de voz nos trastoca el trabajo mucho. Pero más que el mensaje es la dinámica estúpida de perder tiempo en las que nos meten varios clientes. Como siempre algunos ejemplos:

• Hace dos semanas nos llega un mensaje de voz de casi tres minutos. Quería cambiar la gráfica de su PC y no tenía claro qué modelo ponerse. Le contestamos (siempre por escrito) con lo que siempre preguntamos en estos casos: presupuesto del qué dispone, para qué va a usarla, si es para jugar si tiene algún juego favorito y si es para aplicaciones series cuales serían. También le recordamos que según la ficha que tenemos suya, el último PC que nos compró era poca cosa para montar una gráfica potente, que si tiene un PC nuevo nos dé datos sobre el mismo para ver si cabe la gráfica, si tiene suficiente potencia en la fuente de alimentación, el tipo de PCIe…  Hoy tras 5 mensajes de voz más seguimos sin tener nada claro qué es lo que necesita. Pero lo malo es que te contesta a los dos días de enviarle nosotros nuestra respuesta y cuesta volver a pillarle el hilo a la conversación.
• Este es más simple, pero parecido. Cliente al que la RAM se le queda corta (se llevó el PC con 8 gigas, cuando nosotros le recomendamos 16). Pero no tiene claro si ponerse un chip más de 8 para hacer 16, o bien uno de 16 o uno de 32 y quitar o no quitar el de 8. Mensaje de voz de tres minutos pidiendo presupuesto. Le respondemos con un presupuesto con las tres opciones, y dentro de cada opción dos precios según la marca y calidad de la RAM y los numeramos del 1 al 6. Le decimos que si le interesa nos diga el número y se lo pedimos. Dos mensajes de voz más de tres minutos y sigue sin saber qué hacer. Y como en el caso anterior, lo peor es que la comunicación es totalmente asíncrona. Si nos llamase por teléfono y hablásemos lo aclarábamos en medio minuto: ¿Te gusta alguna de las opciones? No, ya está, Si, dinos cual de las seis.

Pero luego si que hay clientes que estiman su tiempo y el de los demás, si que vendemos muchas cosas a través de mensajería, pero con mensajes claros y por escrito:

• Un cliente nos pasa un presupuesto de un lector de libros que quiere su hijo. Es un modelo a color de 6” que se vende en exclusiva en una gran superficie. Además lo tienen de promoción. Le respondemos que si el color es imprescindible. Que ese modelo nosotros no podemos venderlo y las marcas que traemos con color son 30 Euros más caras (y con algo más de calidad). Nos responde que si hijo lo quiere a color y que le gusta ese modelo, no vendemos nada, pero no perdemos tiempo.
• Otro cliente nos pide una impresora para casa. Como sabemos que tiene hijos en la Universidad le pasamos tres precios. Una básica muy barata, una de gama media y otra también de gama media algo más cara. En cada caso le ponemos el coste por página. Le indicamos que si van a imprimir mucho la cara a la larga es mucho más económica. Respuesta del cliente por escrito: me gusta el presupuesto número tres, la cara, pedirla ya.

No es tan difícil usar los avances de la tecnología para no perder tiempo. Al final dice mi socio que cuando recibamos un mensaje de voz mejor contestar que o nos llamen directamente o se pasen por la tienda, acabaremos antes todos.