Toda la aparatología que actualmente llevamos en los bolsillos, bolsos, maletines, mochilas… va cambiando nuestro comportamiento a la hora de mantener reuniones de trabajo. Y con el agravante de que con la velocidad que cambian los gadgets digitales, no da tiempo a marcar normas de urbanidad y buenas costumbres para su uso.
En las últimas reuniones a las que he asistido, me ha dado por fijarme en el empleo de estas nuevas tecnologías por parte de sus asistentes.
Así el otro día, estábamos en una importante presentación. Mesa presidencial, con varios jefes. Uno armado de un portátil y dos tabletas era el que estaba hablando casi todo el rato. Apenas lo podíamos ver, parapetado tras su trinchera digital. Por un momento estuve tentado de decirle que activase una de las tres cámaras que tenía frente a él y nos redirigiese la salida hacia el proyector, más que nada para poder ver la cara de quien te está hablando. Pero a su lado teníamos a otro de los ponentes, mucho más interesado en su Samsung Note que en la reunión. Y al otro lado, teníamos al otro ponente peleándose con sus gafas de cerca, de lejos y el iPad. Se ponía las gafas de lejos para mirar el proyector, pero entonces algo le llamaba la atención en el iPad, miraba, pero no veía bien, se quitaba las gafas, se alejaba el iPad y al final se ponía las gafas de cerca. De momento miraba al proyector, y como no veía bien, volvía a la rutina del cambio de anteojos…
Pero no solo los ponentes mostraban su capacidad digital. En la sala, se oían mucho más los furiosos tecleos en las teclados de las Blackberrys que el suave murmullo del proyector. La mayoría de los asistentes estaban enviando o contestando mensajes con ellas, por supuestos sin mirar el proyector.
Dan ganas a veces de activar un inhibidor de señal y cortar el wifi en algunas de estas reuniones. O bien, directamente, eliminar las reuniones físicas (desplazamientos, coches, aparcamientos) y migrar ya del todo a reuniones virtuales. Total allí está la mayoría de la gente conectada digitalmente con otros y nadie la hace caso a lo que sale por el proyector… tal vez si la reunión se realizase a través de sus queridos gadgets le harían más caso.
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No sólo en el trabajo pasa eso, aunque seguramente es más frustante al tratarse de reuniones que pueden afectar al funcionamiento de una o varias empresas.
si te fijas en cualquier terraza de bar, ahora que hace bueno, verás que ocurre lo mismo, un grupo de supuestos amigos ignorandose entre ellos en aras de los cacharritos digitales. Menos mal que en éstas ocasiones si que puedes dear una voz y llamar al orden a tus amigos para que por lo menos en lo que dura un café retomen el noble arte de la conversación tradicional.
Yo alucino cuando son solo dos y cada uno esta absorto en su gadget.Parece el episodio de futurama cuando se hacen twiteros todos
Je, yo tengo algunos amigos que no tienen ordenador, y el móvil, para hablar y mandar (escasos) mensajes.
Es más, a alguno le llamo el “analógico”, porque la única vez que tuvo que tocar un ordenador fue hace pocos meses, y para hacer los tests del carné de camión.