Franquiciadores o sádicos

Hace un par de meses, un cliente que es dueño de una franquicia (no de informática) nos llama para pedirnos presupuesto para modernizar sus sistemas informáticos. El último año habíamos acudido muchas veces a tratar de mantener con vida sus PCs e impresoras (con más de 10 años de servicio la mayoría). El cliente nos cuenta que van a renovar la plataforma tecnológica desde el franquiciador y que les han dicho que hay que cambiar los equipos para que funcionen.

Desde la Central les pedían como mínimo un Intel Core i5, con 8 gigas de Ram, disco de 1 tera, monitor de 21”, Windows 7 y Office 2013. Así que les hicimos algunos presupuestos, cumpliendo esos parámetros. Al final el cliente nos llama y nos dice que desde la Central, les dicen que van a hacer una compra conjunta y lo mejor sería que se apuntasen y comprasen el mismo PC que el resto de franquiciados. Se trataba de un PC de marca, más caro que nuestros presupuestos por supuesto y con peores prestaciones (discos mecánicos, procesadores de tercera generación, cajas grandes…) Al final compran los PCs que les indican desde la Central. Y nos llaman a nosotros para que hagamos la instalación y puesta en marcha.

Y aquí empieza la diversión (menos mal que nos pagan por horas, porque sino sería para llorar). Lo primero fue tratar de activar las licencias del software. Estuvimos una tarde entera para conseguir que los Windows y los Office se quedarán bien registrados. Con el Windows acabamos pronto, pero los del Office era de traca. Con las licencias que venían con los PCs no se instalaban. Llamamos al SAT del fabricante, al SAT de Microsoft, al SAT del franquiaciador… no había manera. Al final nos tuvieron que enviar otras instrucciones de instalación diferentes a las que venían con los PCs y pudimos dejarlo funcionando (en otra entrada hablaré de la instalación de los Office 2013, porque no es éste el único cliente que nos ha dado mucha guerra tratando de instalarlo).

Lo dejamos todo instalado, a falta de la nueva aplicación de gestión. Esta debían instalarla desde la Central del Franquiciador, conectándose en remoto. Cuando acaban de instalar, nuestros clientes no consiguen usar el programa. Nos llaman y nos encontramos con: una aplicación que necesita que el tipo de letra del Windows sea de 7 puntos. Sino se pone en 7 puntos, no se ve completa la barra de menús de la aplicación nueva, y no están todas las acciones disponibles. Pero claro, si dejas el Windows a 7 puntos, el resto de aplicaciones devienen en inutilizables. Al final tuvimos que estar un buen rato modificando la resolución del monitor y al final a base de prueba y error, conseguimos una resolución de 1024×768 donde se veían todos los botones y menús de la aplición corporativa, y el resto de programas del PC eran usables. Pero claro la calidad de la imagen pésima, pues hay que tener en cuenta que los monitores eran de 23” y como resolución nativa tenían 1920×1080.

Así que uno se pregunta si es que algunos franquiciadores tienen una vena sádica para que sus franquiciados tengan que dejarse los ojos para poder trabajar. Y por otro lado, se la desconexión entre los que escogieron el hardware y los programadores. Porque al final, daba la sensación de que alguien les había dado instrucciones a los programadores para hacer una aplicación para monitores cuadrado y antiguos…