Cuando miramos a nuestros hijos jóvenes y felices, vemos que en ocasiones eso de crecer y hacerse mayor casi siempre trae problemas. Ahora bien, está claro que es difícil evitar ese crecimiento.
A las empresas les pasa lo mismo. Nosotros hemos tenido varios casos de proveedores nuestros que empezaron siendo empresas pequeñas y jóvenes y fueron creciendo y haciéndose mayores, hasta convertirse en grandes, lentos y viejos. Y lo peor que nos ha podido pasar es cuando ascienden a algún comercial. En su momento tuvimos una racha de comerciales excelentes, a los que su empresa les agradecía su buen hacer con un ascenso.
Ahora mismo tenemos un proveedor que es siempre que podemos nuestra primera elección de compra. Tiene un catálogo reducido de productos, pero si el producto está en su lista, lo tienen en stock. Los precios son muy ajustados, los comerciales atentos, rápidos e incluso diría que simpáticos. Su SAT es veloz y da muy pocos problemas. Cuando empezamos a trabajar con ellos tenían un solo almacén y muy pocos empleados. Ahora tienen ya cuatro delegaciones y una estructura burocrática que parece que está empezando a ahogar el trabajo de los buenos empleados.
Hace un par de años tuvimos unos problemas de retrasos en la entrega con la agencia de transporte de este proveedor. Recuerdo que mi socio llamo al comercial y le contó lo que pasaba. El comercial argumentó que el nuevo transporte era más económico. Mi socio le dijo que por un Euro por envío, prefería a la compañía antigua. Ahí se acabo la discusión, al día siguiente teníamos de nuevo a la anterior agencia. Y mi socio pudo estar tranquila de que todos los pedidos llegaban al día siguiente a la misma hora.
Hace dos meses, volvieron a cambiarnos de compañía de transporte. Nueva llamada al comercial. Pero ahora hay un problema: las negociaciones para cambiar al compañía de transporte, las ha llevado el Jefe de Logística. Desde entonces, tenemos repetidos errores de entrega. Cosas que llegan a los dos o tres días de pedirlas. Nunca sabemos a que hora va a llegar el transporte, si será a primera hora de la mañana o a última de la noche. No hay forma de ir en persona a la agencia, porque está lejísimos de la tienda. Y cada vez que llamamos al comercial nos dice que el problema es que según el Jefe de Logística no hay incidencias reportadas. Le digo que si mis quejas no son incidencias y me dice que no. Así que le he pedido el teléfono del Jefe de Logística, para reportarle a él directamente mis incidencias. Pero no me lo puede dar.
Una vez más el crecimiento y el hacerse grandes, mata la excelencia del trato directo. Está claro que el Jefe de Logística no sabe como trabajamos en una tienda de informática y él piensa que ahorrarnos 50 céntimos de euro por envío nos gusta más que no saber cuando vamos a poder atender a nuestros clientes. Claro que el mal pensado (pero seguro que acertarás) descubrirá que tal vez él tenga más cosas que contar sobre el cambio de compañía de transportes. Es lo que tiene crecer y no saber de donde vienen los ingresos de la empresa donde uno trabaja.
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Desgraciadamente, así funcionan las cosas. Ese “jefe de logística” habrá vendido la moto a su jefe de que el cambio de compañía conllevaría un ahorro de costes del X porciento… con lo cual el beneficio neto subiría. Al jefe se le han hecho los ojos chirivitas (y al “logístico” probablemente también en base a algún trinque).
Entretanto, los que dependen del jefe de logística reciben las quejas de los clientes sin poder hacer nada y probablemente pensando lo mismo que el cliente.
Cuando se quieran dar cuenta, les estaréis haciendo menos pedidos, y por tanto generando menos beneficios, y si no espabilan pronto perderán unos clientes fieles que confiaban en ellos.
Pero bueno, ya se sabe que cada uno llega profesionalmente hasta su nivel de incompetencia…
La logística… Vosotros tenéis componentes sensibles a los que se les nota enseguida cuándo la “logística” ha tenido la poca lógica de meterle un mamporro a la caja. Pero nosotros, que supuestamente trabajamos con material resistente, también sufrimos el buen servicio de las “lanzaderas” logísticas que reparten en la periferia de las capitales.
Frascos de vidrio templado rotos, cajas enteras de sprays destrozadas, expositores descompuestos, cajas de medicamentos rajadas en masa…
El caso más surrealista fue una caja que tenía precinto de SEUR con la leyenda “Devolver si el precinto está manipulado”. Algo me olió mal, pero lo dejé pasar, firmé el albarán, llevé las cajas al almacén y a mitad de mañana me puse a entrar el pedido.
La famosa caja, en perfecto estado y con precinto de seguridad de SEUR, resulta que contenía en su interior otra caja, la original, reventada por completo, con varios frascos rotos metidos dentro de una bolsa de plástico. Terrible.
Leí una teoría que decía que todo jefe de sección o incluso trabajador (al menos en una empresa grande) es un inútil en su trabajo y era por algo así como que si eres bueno en tu puesto te ascienden, si también eres bueno en el puesto nuevo, te vuelven a ascender, hasta que llegas a un nivel en el que no es que ya no destaques, sino que ya no vales y dejan de ascenderte…
Es una generalización, por supuesto, pero en este caso creo que va a la perfección.
Eso que dices, Alberto, se llama Principio de Peter. Formulado en los años 70, en realidad se ha malinterpretado de una manera chunga de la que el tendero nos da este ejemplo. Desde los años 80, las empresas de todo el mundo incoporan trabajadores precualificados, por ejemplo este jefe de logística que tal vez acaba de terminar Ingeniería Logística o algo así. Pero el conocimiento de la empresa es tan valioso como la adecuación al puesto, por mil motivos que vienen estupendamente explicados en el blog de Wardog 😉