No pasa siempre, pero por lo menos en el Imperio, la justicia se acuerda algo de los ciudadanos, podemos verlo en esta demanda contra fabricantes de chips de memoria por ponerse de acuerdo para manejar a su antojo los precios de la memoria Ram. Digo yo que voy a ver si encuentro un cliente en la tienda que sea norteamericano y le vendo unas cajas de CDs y DVDs con canón, a ver si al volver a su tierra presenta una demanda contra la SGAE, sería divertido.
No deja de ser curioso como en Estados Unidos las compañías discográficas y cinematográficas atacan a la red igual que la SGAE, pero no se les ocurriría imponer un canón como aquí en España, allí los políticos tienen claro que la gente cuando va a votar se mira el bolsillo y no se pone la orejeras como hacen aquí.
4 Comentarios
Comentarios Cerrados
Hombre yo tampoco creo que la gente se ponga las orejeras pero si los dos principales partidos del pais se ponen de acuerdo en algo asi, lo unico que te queda es votar a un partido minoritario o votar en blanco y aunque me parezca un robo lo del canon hay temas mas importantes por lo que votar es una responsabilidad y como no crees tu propio partido nunca vas a encontrar a uno que vele al 100% por tus intereses.
Un saludo
“pero no se les ocurriría imponer un canón como aquí en España”
No, allí la RIAA te lleva directamente a juicio, o pactas una multa de entre 2000 y 3000 dólares.
No sé qué es peor…
Alvaro: se trataría de hacer ruído y que escogiesen entre el voto de Ramoncín o el voto de 20.000 personas, pero hay que hacérselo saber.
Kike: la RIAA te puede llevar a juicio, pero entonces te puedes defender, cosa que aquí no ocurre.
Aquí si que ocurre Tendero, ya hay bastantes juicios en contra de la SGAE, el problema es que en España no existe jurisprudencia y solo buffetes con mucha voluntad se enzarzan en un juicio contra una entidad como la SGAE.
El derecho a denunciar el canon lo tiene cada español, eso es incuestionable, otra cosa es que llegue a buen puerto.
Han habido también bastantes juicios de locales de ocio que han renunciado a pagar a la SGAE utilizando música con licencias como CC, lógicamente fuera del repertorio de la SGAE, y han ganado en el juicio frente a los golfos apandadores de la cultura.