Nuestros políticos no tienen muy claro el tema de la ecología, la contaminación y la reutilización. Venga sacar leyes, directrices y reglamentos comunitarios… pero las cosas simples y fáciles de resolver ni las miran… así que mejor no pensar que pasará con las grandes y gordas de las que no sabemos nada.
Esto viene a cuento de la última experiencia que hemos tenido en la tienda con el reciclaje de cartuchos de tinta y de toner, como se sobreentiende mirando la imagen de arriba.
Hace un par de semanas la zona de almacenamiento de cartuchos de tinta y tóner usados de la tienda estaba a tope. Los clientes cuando nos compran un cartucho nuevo pues nos dejan el usado a nosotros. Hubo un tiempo, cuando la mayoría de impresoras admitían cartuchos compatibles en las que por esos consumibles usados nos pagaban. Era una cifra pequeña, pero más que el dinero valorábamos la comodidad de que venían a recogerlo a la tienda sin coste. Pero desde que cada día es más complicado reutilizar cartuchos compatibles ese servicio no lo tenemos.
Mi socio primero trató de ir a un punto de recogido que nos han puesto a 100 metros de la tienda. Una precioso columna toda de metacrilato con unos agujeros para enviar a reciclar pilas y cartuchos de impresora. Pero la mayoría de cartuchos de impresora (y todos los de tóner) no caben en el hueco. Además se puso con los que cabían y cuando llevaba la cuarta parte de la caja… ya estaba lleno el punto de recogida.
Pensó que la solución era ir al punto verde del Ayuntamiento. Se dirigió a él. Pero cuando vieron que traía varias cajas de cartuchos le dijeron que no podía tirar allí toda esa cantidad, que se buscase la vida. Digo yo que un punto verde para todo un municipio de 30.000 habitantes debe estar preparado para recibir 200 cartuchos de tinta… pues no es así.
Al final mi socio llamó a una de las empresas que nos pagaban antes por los cartuchos. Al final vinieron y se llevaron todos los cartuchos. No nos pagaron nada, pero tampoco nos cobraron. Cuando vinieron a recoger los cartuchos mi socio les preguntó donde los llevaban: a un almacén en la otra punta de España, a más de 800 kilómetros de la tienda. Parece que ese viaje de los cartuchos no contamina nada.
Como podemos ver aquí tenemos el clásico ejemplo de políticas locales de reciclajes muy bonitas, con muchos colorines pero totalmente inútiles. Y como siempre la derivada de lo malo que e son obligar a los fabricantes de impresoras a que hiciesen cartuchos que se pudiesen rellenar de forma fácil y sencilla: la de basura que nos ahorraríamos.