Descompensación

Estas semanas he vuelto a pensar en cambiar el monitor que tengo en casa. Bueno más que cambiar el monitor añadirle un monitor a mi portátil ya que en casa no tengo PC fijo (bueno está el HTPC y los dos PCs de mis hijos como PCs de sobremesa) sino un portátil. Llevaba idea de vender el portátil y comprar uno nuevo con pantalla 4K. Pero no ha cuajado ninguna de las ofertas que me han hecho. Y como de todas formas el portátil a pesar de tener dos años funciona perfectamente pensé que como lo que yo quería una mejor pantalla que podía ponerle un monitor externo. Y ahora que los monitores 4K de tamaño razonable y panel de calidad están a un precio más asequible la idea me llama cada vez más.

Sin embargo hay un factor en contra de añadir un monitor en mi casa: la descompensación casa-trabajo. Es algo que no solo me pasa a mi sino a muchos de mis clientes y amigos. Resulta que tenemos mejor hardware en casa para el ocio, nuestras aficiones y nuestros vicios… que en el trabajo. En mi caso en el trabajo tengo un monitor de 17″ 4:3 con resolución solo HD y con casi 15 años a sus espaldas. Y soy un privilegiado porque a los tres meses de estar en mi puesto se rompió el monitor de 15″ que tenía y como no encontraron en la basura, digo en el almacén monitores de 15″ me lo cambiaron por uno de 17″. Y si ahora mismo ya noto mucho el cambio entre el HD Full del portátil frente al 17″ HD del trabajo no quiero ni pensar que será tener un 4K en casa y llegar al trabajo y pensar que no veo nada.

Es muy curiosa la ceguera de las empresas. No son capaces de entender que tener buen hardware y sobre todo disponer de monitores grandes, PCs rápidos y buenos teclados permiten a sus empleados trabajar más y mejor. Es una manera rápida y fácil de subir la productividad. Pero no, los jefes de compras prefieren ponerse medallas haciendo que equipos que hace muchos años deberían estar retirados se sigan usando en el día a día. Y todo para que luego vengan a darnos cursos emocionales del tipo de convertir la ira en tranquilidad o la tristeza en alegría. Yo querría ver a los que diseñan los cursos tratando de hacerlo en un monitor de 15″ y un teclado que hay que dale con un martillo para que las teclas marquen. Y todo el día sentados en un mesa donde no se puede regular la altura ni la distancia de los elementos que uno debe usar a cada momento.

Y dejo para otro día el asunto del software. Porque el hardware cuesta dinero pero el software de licencia libre ya no tanto. Y si me dirán los administradores que si abrimos la mano se nos llena todo de basura en los PCs. Con lo fácil que sería crear un repositorio de aplicaciones instalables en los PCs corporativos.