Caballo grande ande o no ande

El otro día un veterano lector del blog y sin embargo amigo, me decía que si no podía contar historias más normales, de clientes que llegan, compran algo lo pagan y ya está;  yo le contestaba que si hacía entradas sobre esos cliente, pues nadie leería el blog, porque siempre buscamos lo que rompe la monotonía.

El otro día tuve un cliente de ese estilo, de los monótonos (porque en la tienda sabíamos como iba a terminar) pero que no deja de ser algo diferente a lo normal. Y además tiene que ver con un tema que es recurrente estas semanas en la tienda, el tamaño del monitor o el tamaño de la televisión LCD para el salón…

Bueno, como os contaba tengo en la tienda un Mediacenter de demostración conectado a un televisor LCD de 32″. Se pasó un cliente para ver portátiles, y le gustó la idea de colocar un sistema de HTPC en su salón. Total que se llevó un presupuesto, y dijo la frase maldita:

-Se pasará mi mujer para ve si le gusta

Mi socio y yo nos miramos… y coincidimos, venta pérdida, bastaba comprobar el factor Waf y ver que era muy fuerte en este cliente.

Un par de días después se pasa la esposa del cliente a ver el Mediacenter. Desde el primer momento estaba clara que aquello no iba a gustarle. Incluso (cosa rara en mí) traté de buscarle las ventajas al sistema sobre cosas más tradicionales, pero no, había decidido que no iba a permitir que su marido instalase un PC en el salón.

El marido viendo perdida de momento la batalla pro el HTPC, decide por lo menos quedarse con un nuevo televisor, así que me pide consejo. Me dan las medidas del salón (el sofá a más de 5 metros del televisor) y le aconsejo un modelo de 42″ con sistema HD Full. Y la mujer dice que:

– ¿Para qué necesitamos algo tan grande? Con eso nos vamos a quedar ciegos, con uno de 32″ vamos más que sobrados…

Y ahí se termino la discusión.

Cuando salen de la tienda, mi socio me dice, mirá para el escaparata y fíjate en el coche que lleva la esposa. Miro para fuera y escucho un ruido a motor grande y me da tiempo a entrever un todoterreno alemán, de esos que arrastran aviones en los anuncios de la televisión. Y yo me preguntaba que para qué necesitaba un coche tan grande para ir ella sola dentro…

Por cierto, como comprenderéis, la situación económica del cliente les permitía adquirir sin problemas el PC, el televisor de 42″ y lo que se terciara… de hecho el televisor ya lo había elegido el cliente antes de venir con su esposa. Pero parece que a ésta solo le gustaban los coches grandes.

Lo mejor es que cinco minutos después entró en cliente de nuevo a la tienda, me mira se sonrie y me dice:

– No te preocupes, podría haber ido peor, el televisor grande no sé si podré llevármelo, pero el PC para el salón cae seguro, ya verás como lo consigo…