Hace un rato estaba escribiendo un documento resumen de una reunión que había mantenido. Era divertido ver como el Word no paraba de iluminarme palabros en rojo porque no existían en el diccionario. Las he ido añadiendo, porque sino no podía seguir escribiendo el acta de la reunión. Yo no tengo la culpa de que la gente cuando está reunida con otras personas use jergas incomprensibles.
Y es que el lenguaje de las empresas va degenerando a unas velocidades de vértigo. Se unen por un lado la llegada de nuevas generaciones confluyendo con los asistentes a masters y con los más variopintos consultores. Y cada uno de ellos con sus muletillas. Si además añadimos los nombres de las aplicaciones raras que se usan y los nombres extraños que se inventan para las cosas más normales. Por ejemplo, un informe de seguimiento, ahora se puede llamar de hasta cinco formas diferentes y ninguna está clara. Y los pasos para hacer una prueba de un programa… eso ya es un delito, no me atrevo a reproducirlos
A última hora del día, me ha llegado un correo de un gran jefe. Y he descubierto un punto más por el que nunca podré escalar por el organigrama. El Word no se ha quejado de ninguna incorrección ni gramatical ni ortográfica. Todas las palabras por si mismas tenían significado, pero el texto no se sabía lo que quería decir. Yo reconozco que soy incapaz de escribir nada que se le asemeje, él es un artista, un jefe con mayúsculas y yo solo puedo aspirar a ser un torpe traductor tartamudo de sus deseos.
Pero aun hay más amigos. Después del informe del gran jefe van llegando los correos de los jefecillos que están por debajo de él, tratando de contestar a las preguntas. Pero como contestar cuando no sabes que te preguntan. No hay problemas, se trata de intentar conseguir algo parecido y se contesta sin decir nada. Y de un problema, pues ahora tenemos siete u ocho. Perdón, tenemos otro problema gordo, porque otro gran jefe ha enviado un correo con solo dos líneas, pero en esas frases está encerrada la sabiduria de alguna religión antígua, porque por más que le leo no consigo entender su significado. El caso es que nos pregunta algo mientras parece que contesta al otro; pero no estoy seguro de lo que quiere saber… menos mal que sé lo que tengo que contestar.
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¿Te importaria reproducir el correo del gran jefe, jefecillos, e incluso “la sabiduria de alguna religión antigua”, e incluir esas extrañas formas de denominar “informe de seguimiento” y “prueba de programa”?
Sin esos detalles es imposible apreciar este articulo en todo su explendor 😉
Yo tuve un compañero de trabajo para el que todo se tardaba en hacer dos semanas o múltiplos:
– Oye que hay que cambiar el color del enlace x
– Dos semanas.
– Oye que tenemos que conseguir parsear un XML con unas plantillas XLS con lógica que permita ordenar por relevancia todas las noticias de la web y a la vez generar unas estadísticas de acceso y…
– Dos semanas.
– Pero tendremos que tocar todo el core de la aplicación.
– Bueno, quizás cuatro.
Entiendo lo que quieres decir con lo de que te sentirías incapaz de escribir algo que se asemeje. Pero hay un método para practicar, el technical embromation…
🙂
Te dejo un par de direcciones donde puedes buscar “consejo” para responderles apropiadamente:
http://www.doctorproaudio.com/calculador-verborrea-empresarial/
y
http://www.iaapglobal.com/generador.asp
Aún no logro encontrar un antiguo archivo (muuuuy antiguo, más de 10 años)con una tabla al estilo de estos generadores.
[… nunca podré escalar por el organigrama …][… menos mal que sé lo que tengo que contestar.]
No te preocupes, si sabes lo que tienes que contestar puedes escalar por el organigrama 😉
[…] yo haciendo la ronda de Google Reader, cuando he visto una noticia bastante curiosa; “Artistas“, por “Al otro lado del mostrador“, este tipo de noticias, curiosas para mi como […]
Iba a contestarte, pero es que me resulta tan curioso y es un tema con tanta miga, que no he podido escribir un post al respecto:
http://www.mekunde.com/2009/10/07/el-arte-del-artista-que-arta/
Saludos