Estos días tenemos una punta de trabajo en la tienda, pero es ese trabajo que no me gusta hacer, estamos peleándonos con la arena que la administración introduce dentro de los engranajes de las empresas, y que hace que no nos podamos dedicar al negocio, sino a resolverle el negocio a ellos.
Yo no estoy en contra de pagar impuestos, pero lo que me subleva es que además de pagar tenemos que poner la cama. Es decir la Ley es tan compleja (y no digamos ya las reglamentaciones y los procedimientos) que al final cuesta más el estar preparado para cumplirla, que lo que al final se paga. Es decir perdemos tiempo y esfuerzos en la tienda para cumplir los procedimientos normativos, pero como con esa dedicación no es suficiente y tenemos que contratar a un contable, pero con eso tampoco llegamos y necesitamos un asesor, pero cuando ha crecido el negocio y hemos contratado más trabajadores hemos necesitado una Asesoría Laboral…
No lo entiendo.
Así que ahora en Enero me he pasado casi dos semanas rodeado de papeles, llenando formularios… para al final pagar. Diablos que me digan lo que hay que pagar, pero no me hagan hacer el pino para pagar, ni contratar acróbatas y trapecistas si lo mío no es el circo. Tanto modernizar la administración… y cada vez es más difícil poder cumplir con todos los reglamentos que nos imponen.
Y si a éso le sumamos que entre el 20 de diciembre y el 10 de enero se concetra en la tienda un volumen de clientes muy grande, pues llegas al 1 de febrero agotado… y cansado de trabajar para los funcionarios que no son eficientes, para los políticos que no saben simplificar, sino complicar y enredar…
Y nosotros con el negocio atascado enmedio de la arena burocrática, buscando la salida de este desierto, pagar y que nos dejen trabajar en paz.
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Henry David Thoureau, creo que en su “Ensayo para la desobediencia civil”, decía algo así como que (no es una cita literal) si hubiese que juzgar a los legisladores por los efectos de sus leyes y no por sus intenciones, tendrían que ser tratados como los vándalos que se dedican a atravesar troncos en las vías del tren para impedir su marcha. He trabajado en un pequeño comercio familiar y ahora ando haciendo papeleos y trámites, y no sabes cuantas veces, en ambos trabajos, me he acordado de esa cita, vamos que el bueno de Thoureau tendría sus cosas, pero en este tema, le asistía más razón que a un santo.
Sí, peladilla, dice Thoreau así:
Peladilla y Bakunin: solo por el placer de leer comentarios como los vuestros (y de paso apuntar a Thoreau en la lista de autores a leer) vale la pena tener abierto el Blog…