El refranero español siempre tiene consuelo para todos y hay un refrán que usamos mucho en la tienda: “Mal de muchos consuelo de tontos”. Esto lo aplicamos a lo que nos pasa con los clientes que vienen a la tienda que no suele ser muy diferente a lo que ocurren tras otros mostradores de diferentes comercios.
Estos días de fiesta se me han acabado las pilas de un montón de aparatos en casa: dos teclados, dos ratones, el mando a distancia del televisor y un par de tiras de luces de leds de la decoración navideña. Todo entre el día 24 y el 25. Así que ayer que era fiesta local en nuestro pueblo, me desplacé a un pueblo vecino y entré en un bazar chino a comprar pilas para volver a usar esos dispositivos.
Mientras hacía cola para pagar asistí a una escena que me hizo sonreír y me trajo enseguida a la memoria el refrán del primer párrafo de la entrada. Justamente delante de mi estaban una madre y dos hijas revisando una funda y un cristal de protección de un móvil. La madre escuchaba como las hijas se quejaban de que no servían para sus móviles. Al final la madre les decía que sacaran los móviles y probarán de nuevo. Y las hijas insistían en que la funda era grande y el cristal pequeño. Al final les toca el turno a ellas en el mostrador de la tienda y empieza la madre:
– Mira a ver si me cambias la funda del móvil que te compré el día 24 por la mañana, que te has equivocado. Yo te pedí una funda para un iPhone 15 y mira que la funda baila, es más grande y no coge bien al móvil.
– ¿Puedo ver funda y teléfono por favor?
– Claro, (la madre se dirige a la hija mayor) nena, dame tu iPhone y la funda, mire como no es su tamaño.
El dependiente mira unos segundos el teléfono y la funda y le contesta:
– Este no ser iPhone 15, es un iPhone 13.
La madre dirigiéndose de nuevo a su hija:
– Nena, ¿tu no habías pedido para Papá Noel un iPhone 15?
Contesta la hija:
– Si mamá, yo quería un iPhone 15, pero cuando fuimos a comprarlo te pareció muy caro
– Caro, carísimo un aparato de segunda mano que costaba casi 1.000 Euros.
– Pues eso que al final tuve que quedarme con el iPhone 13 que era más barato
Y el dependiente explicándoles que como la funda ya la habían abierto y quitado las protecciones no podía hacerles la devolución
– Pues mírame este cristal que aquí si que te equivocaste tu, es muy pequeño para el iPhone 11 de mi hija mayor, que heredó la pequeña
El dependiente vuelve a mirar el móvil y la funde y le dice:
– Nosotros no error, ser un iPhone 12 y no un iPhone 11
La madre se dirige otra vez a su hija:
– Pero tu no le diste tu móvil que era un iPhone 11 a tu hermana pequeña???
– Esa era la idea, pero al final el vendía el iPhone 11 a la Mary por lo que luego nos costaba el iPhone 12 a nosotros, así que hicimos el cambio.
Veo que las cosas que cuento en el blog no nos pasan solo a nosotros, que clientes que no miran lo que compran ni lo que venden hay en todos los sectores del comercio.
De verdad que se acaban las palabras tanto para el nivel intelectual de la gente como para las cosas que les compran a sus hijos.Bueno, y sobre el cuidado que tienen estos con las cosas.
No son los hijos, es con todo. El otro día tenía en la tienda a un cliente y amigo que trabaja en una ferretería y a otro que está en una tienda de equipamiento eléctrico. Empezaron a contar batallitas de clientes… y a pesar de lo dispar de sus profesiones y la nuestra con la informática eran en lo básico todas iguales… la que más se repite es la del cliente que no sabe usar algo y entra a la tienda diciendo a gritos: “esto es una mierda…”
jajajaja es divertida la anécdota, me imagino tu sonrisa y la cara del dependiente chino!
carlets.