Muchos días uno se mete en la cama pensando que lo que hace no sirve de mucho. En nuestro sector, donde los clientes miran más los colorines, las pegatinas brillantes, la opinión del amigo contable (está todo el día con un PC) pues más que en otros.
Yo dedico como mínimo una hora diaria para no quedarme obsoleto en este mundo mutante de las tecnologías digitales. Y además tengo que discriminar para centrarme en aquellos temas que más tienen que ver con nuestro día a día. Pero le sigo la pista a los nuevos componentes, los últimos gadgets, programas recientes, las actualizaciones, los virus y otras amenazas, las marcas… y es un trabajo que me gusta, pero suele ser muy desagradecido. Porque no importa estar al día, cuando el que va a comprarte cree que eres un mero movedor de cajas.
Pero menos mal que a veces vale la pena el esfuerzo. Ayer fue un día de esos. Tuvimos a un cliente que no recordaba nuestro teléfono, así que nos buscó en la red. Y vio el blog y ojeó algunos artículos. Y cuando vino a la tienda a llevarse el material que nos había pedido, nos felicitó por el trabajo del blog, nos comentó que lo metía en su RSS y nos mostró su extrañeza por no saber el tipo de sistemas que montábamos ahí al lado de su casa.
Luego otro cliente al que le habíamos aconsejado una solución algo heterodoxa, pero muy fundamentada, nos aceptó el presupuesto. Nos dijo que había contrastado las prestaciones que le habíamos indicado y que eran correctas con lo que había leído en otros sitios.
Luego entró otro cliente con una avería algo extraña. Pero mi socio recordó que había visto en la red un artículo con algo parecido. Lo buscó, lo localizó y en un rato había montado un cable a medida para solventar un problema con un PC demasiado propietario (esto lo contaré otro día con más extensión que fue divertido)
Después ya con clientes por Internet, conseguimos cerrar dos ventas, de dos equipos que se salen mucho de lo normal. Y en ambos casos, me quede sorprendido porque los clientes preguntaban y luego leían nuestras respuestas, las meditaban y volvían a hacer la pregunta correcta (esto es muy divertido, yo digo que con lo que más aprendo sobre un cliente es con sus preguntas, más que con sus respuestas) hasta configurar dos equipos muy especiales.
Estos días como ayer, uno se va a la cama contento, porque los conocimientos que vamos acumulando de vez en cuando nos sirven para algo. Anteayer sin embargo fue a la inversa. Nos pidieron una serie de presupuestos y los clientes no hacían ninguna de las preguntas realmente pertinentes y cuando tratabas de reconducir la conversación no les importaba.
Un Comentario
Comentarios Cerrados
Me siento totalmente idenficado contigo, es un negocio muy desagradecido pero de vez en cuando tienes sus satisfacciones.