Cuando montamos un nuevo PC, muchas veces calculamos de antemano los posibles problemas con los que nos podemos encontrar. Así cuando nos piden un ordenador con dos tarjetas gráficas, dos sintonizadoras de televisión, dos tarjetas de sonido, muchos discos duros, todo metido en una caja de reducidas dimensiones… pues nos ponemos a temblar. Suele haber una relación directa entre el número de componentes con la posibilidad de tener problemas durante el proceso de comprobación de funcionamiento y pruebas de stress.
Hace unas semanas nos llegó una petición de un presupuesto de un PC industrial. Era algo muy sencillo. Una configuración que montamos todas las semanas (es curioso, este año vendemos muchos equipos para estos usos), pero mejorada, en el sentido de que el cliente requería una caja mejor de lo habitual. Así que nos la prometíamos muy felices. El PC solo llevaba, una caja con fuente incluida de gama alta, una placa base Intel con micro Atom incorporado, un chip con dos gigas de Ram de Kingstom y un disco duro SSD de 64 gigas.
Nada más llegar el material para montar, vimos el primer problema. Faltaba un cable en la caja. Jode que una caja que tiene un precio muy alta, el fabricante tenga esos errores, pero bueno. Ponemos un cable provisional y nos ponemos a montar el equipo. Abrimos la correspondiente RMA y nos dice el fabricante que en dos días tenemos el cable original. Montamos el equipo y todo iba bien. Así que lo dejamos haciendo pruebas de stress. Al cabo de unas horas, aparecen los problemas. Pantallas azules, cuelgues inesperados… empezamos a revisar. Problemas con la fuente de alimentación. La caja, cubriéndose de gloria. Reabrimos la RMA, indicando ahora que los voltajes de la fuente de alimentación son inestables. Así que un par de días después, nos llega una caja nueva.
Mientras, para no retrasar mucho la entrega del PC al cliente, dejamos la placa, ram y disco, conectadas a una fuente en el taller, siguiendo con las pruebas de stress. Llega la caja nueva y volvemos a montar todo. Como no nos fiamos, pues repetimos las pruebas y dejamos el PC toda la noche funcionando. A la mañana siguiente, el PC no arranca. Nos ponemos a chequear y la placa base estaba averiada. Vuelta a empezar todo el proceso. Para acabar pronto, al final, cambiamos hasta la Ram y solo se quedó el disco duro SSD como único componente original. Estuvimos casi dos semanas para poder entregar un PC con cuatro componentes solo. Pero es lo que tiene el hardware, que a veces lo carga el diablo.
Lo bueno, es que mientras montábamos ese PC, teníamos al lado unos cuantos PCs de esos con muchísimos componentes, llenos de cables, ventiladores… y por fortuna ninguno nos falló. Así que el empezar a preocuparse o a alegrarse antes de tiempo, muchas veces no sirve de nada. La mejor enseñanza, es que las pruebas siempre son necesarias, por muy simple que se lo que vamos a probar.
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Bienvenido de vuelta Tendero, que se te echaba de menos.