Desde el Blog de Eugenio, llegó a este artículo de Enrique Dans. Lo que escribe Eugenio, me ha llevado a escribirle un comentario que ha ido creciendo conforme tecleaba y como al final se me hacía muy largo, pues me lo traigo para aquí y además lo extiendo más.
Tema interesante. Realmente es libertad o es más ataduras. Hay momentos en que pienso que se trata de una maldición.
Hace unos años uno se iba de viaje (de negocios) y sabía que iba a descansar de la rutina diaria, que llegaba el fin de semana y que podría echarse a dormir la bartola sin problemas.
Que se iba a casa y seguía descansando, que iba a la peluquería y podría ponerse a pensar en sus cosas o hablar con el peluquero, que se iba a cenar y podía disfrutar de la comida, de la bebida y de la conversación, que iba al médico y estaría en silencio en la sala de espera esperando su turno, que iba de compras y solo tenía que fijarse en los escaparates… Pero ahora resulta que en cualquier actividad que hacemos seguimos trabajando… por eso este tema me provoca sentimientos encontrados: por un lado es un gran avance, pero por otro parece un grillete que nos hemos puesto nosotros mismos y además muy contentos.
Siempre queda la opción de apagarlo todo, pero conforme te enganchas cuesta más renunciar a ello (lo digo por experiencia propia).
Siempre que toco estos temas termino contando una anécdota de mi primer jefe en mi empresa de por las mañanas. Era (y es) una persona muy juiciosa y con las ideas muy claras. En un momento de su carrera profesional, dejo la jefatura y volvió a un puesto comercial en las trincheras. Se trataba de un puesto recién creado para comercializar productos especiales para un segmento concreto de clientes. Iban a hacer gestión proactiva, visitando clientes, atendiéndoles directamente… De esto hace unos 8 o 9 años. En la primera reunión que tuvieron todos los miembros del nuevo servicio, los compañeros comenzaron a pedir teléfonos móviles, todos menos él. Al final alguien le dijo si es que ya tenía teléfono y por eso no quería que la empresa le comprase uno (hablo de una época en que casi nadie tenía teléfono y estos eran muy caros…) y dijo:
– Si nos ponen un teléfono, nuestro horario de atención al público va a ser de 24 horas al día, siete días a la semana… y nos seguirán pagando ocho horas al día cinco días a la semana.
Al final les pusieron teléfono móvil y paso lo que el había predicho.
Hace cinco años en otra reunión, los demás miembros del servicio comenzaron a pedir un ordenador portátil y conexión a Internet desde casa. Como en el caso anterior en no se sumaba a la petición, cuando le pidieron su opinión, dijo:
– Si nos compran un portátil y una conexión a Internet, nuestro horario de trabajo va a ser de 24 horas al día, siete días a la semana y sin embargo nos pagarán lo mismo…
Evidentemente volvió a a acertar.
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Es lo que hay… estos “aparatejos” desde el punto de vista del jefe tienen ventajas excelentes: aumenta el control sobre el empleado, y le hace trabajar más horas. xD
Parece el anuncio de Vodafone ese.. en el que el Jefe se alegraba de que el empleado trabajara mas sin pagarle.. y el empleado contento porque creia que iba a trabajar menos…
El truco es saber desconectar.
Yo por ejemplo me voy dentro de unos dias 15 dias de vacaciones a un sitio sin luz, agua corriente ni lineas de telefono, vamos al campo puro y duro. Me llevaré el portatil para hacer algunas cosillas.. pero me da a mi que lo que quiera adelantar para mi blog voy a tener que escribirlo a mano…porque sin luz (motor de gasolina para luz en momentos concretos…)
Me voy a “desintoxicar” que no veas…
Cuanta razón tenía tu jefe…probablemente se dió cuenta de que con sus ideas no podría llegar a ser un jefe “como se exige hoy día”.
En mi empresa cuando te plantan un teléfono, antes se negocia, la disponibilidad se paga y tiene un precio, y casi nunca se paga lo bastante. El mayor tesoro que tenemos es nuestro tiempo y eso no se puede recargar, como la batería del movil o del portátil; no hay dinero en el mundo que pague el tiempo, aunque sí lo pueda comprar.
Mi jefe (que no tiene nada que ver con asuntos de tecnología en un curro que es de lo más artesanal) no lleva movil, ni reloj ni mp3 ni portátil ni nada. Yo envidio su felicidad. Y yo, amante de mi vicio, ya no me desprendería de nada (si acaso del reloj, que es cada vez más un objeto de decoración, porque el móvil, el mp3 y el portátil cumplen más que sobradamente esa función).
Es cierto, menos mal que hay empresas, muy pocas, pero las hay (comento el caso porque a un amigo le pasó) que empiezan a tener en cuenta este hecho. El caso es que a mi amigo le dieron móvil, pero con hoario de llamadas restringido creo que una hora más tarde de la hora de salida de su trabajo, y al tiempo le ofrecieron la posibilidad de otro móvil, full time, pero con una importante subida salarial: fue él el que decidió si quería ofrece disponibilidad total o parcial…lamentablemente esto es un oasis en medio del desierto…
Por eso sigo sin móvil, porque sé que el día en que me haga con uno (o me hagan hacerme con uno) no habrá vuelta atrás.