La ética del hacker

Hoy me he reído un montón leyendo la última entrada de Chema Alonso en El Lado del Mal (por cierto, le he dejado un comentario, pero parece que mi Explorer no se llevaba bien con su sistema de control, la próxima vez lo enviaré desde el Firefox…).

En la entrada, Chema va mostrándonos una serie de peticiones que le hacen, para que use sus conocimientos (casi pongo poderes…) para realizar actividades delictivas. Os recomiendo que leáis la entrada, que no tiene desperdicio.

Y me he puesto a pensar, en la imagen que tiene la gente de la calle de la seguridad informática. Deformada por muchas películas donde parece que lo más normal del mundo es atacar un ordenador de una gran empresa o meterse en los sistemas digitales del gobierno de turno. No tengo tan claro si estas personas que de una forma tan “normal” piden ayuda para conseguir información de un sistema digital protegido, actuarían igual, para contratar algo parecido en el mundo físico. Es decir, si alguien quiere cambiar sus notas, pues va y trata de contratar a un experto en seguridad digital, para que le haga el trabajo. Pero no estoy tan seguro de que actuase igual, a la hora de contratar a un ladrón, para que entrase en el centro educativo y cambiase la nota de forma más física. Parece que el hecho de hacerlo a distancia y de forma digital, como que quita carga delictiva al hecho. Es como si al ser “virtual” fuese menos real.

En una sociedad como la nuestra, donde cada vez más dependemos de los datos que se alojan en sistemas digitales, la seguridad informática es algo muy importante. Así que el que mucha gente sea paranoica con sus datos está más que justificado.

Podemos ver ejemplos de lo contrario de lo que ha hecho Chema en la prensa de hoy. Así la operación Pitiusa es un ejemplo de esto. Lo que sucede es que España, es España hasta para esto. No hace falta grandes hackers, es más sencillo tener un amigo en el Inem, otro en un banco, un tercero en una comisaría… La verdad es que me da pavor ver con que sencillez cualquier trabajador puede acceder a todos los datos de terceras personas y comerciar con ellos. Por cierto, estoy todavía esperando que algún responsable de esos que hacen Leyes Sindes-Rajoy, prepare alguna medida para atajar esto, que si es realmente piratería digital. Aquí se está jugando con la vida de personas reales, que han proporcionado sus datos de buena fe. Luego yo tengo clientes a los que se les multa, se les obliga a hacer gastos desorbitador, porque tienen dos ficheros con datos personales. Y en las dependencias públicas, no había ningún control. Y lo peor no ha habido ninguna responsabilidad

En fin, me temo que este caso Pitiusa, se irá desinflando y no creo que sepamos la verdadera naturaleza del mismo. Y seguiremos igual, con nuestros datos al alcance de cualquiera.

Por cierto, como una de las implicadas era (excuñada) familia política del actual Ministro del Interior, no me resisto a comentar la última del defensor de nuestras libertades: perdió un iPad con información sensible sobre su Ministerio. Aquí una vez más recuerdo los avisos de Chema sobre el uso del iPad por parte de nuestros políticos. Si es que las tabletas las carga el diablo. Bueno en otros países, porque aquí no pasa nada, se compra otro y ya esta.