Lo bueno de tener una tienda de cara al público y que además esté la tienda en un pueblo, es que los clientes pueden sorprenderte en cualquier momento; y hablo de sorpresas positivas.
Como la que nos sucedió el otro día, cuando un cliente agradecido por buscarle un portátil barato, bonito y potente (existe, conseguimos una oferta de Fujitsu, un Core2Duo 5400, 1 giga de Ram, 80 disco duro, 15″ panorámico, por solo 699 Euros) y traérselo en solo un día (cogimos tontos a los de Esprinet) pues nos regaló la siguiente botella:
Es orujo casero, y aromatizada por unos curiosos trozos de madera con unas formas muy agrícolas; menos mal que no me ha puesto una azada de infausto recuerdo. Ahora hay que seguir la recomendación de mi cliente de esperar a que el orojo coja un color más dorado antes de abrirla y probarla.
Esta es una costumbre de pueblo que se está perdiendo. El cliente compra algo, lo paga, y si queda contento vuelve a la tienda con algún presente en forma de agradecimiento. Por cierto no es la primera vez que nos regalan orujo, pero nunca con una botella tan bonita.
9 Comentarios
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Recomiendo echar los chupitos DESPUÃ?S de haber montado todos los equipos pendientes. 😉
Jeje, y yo añado: excelente detalle el que lo hayas compartido con tus lectores.
que lindo
Jejeje, que bueno. ¿A que se agradece un montón? La verdad es que yo como cliente nunca se me ha ocurrido hacer algo así. Tampoco me han tratado como para merecerlo, pero como empleado sí que lo he vivido. En la empresa en la que trabajo, cuando aún era lo suficientemente pequeña, cuando no había un departamento de recursos humanos, cuando no había tanta obsesión por las cifras, cuando mi jefe era una persona, hicimos un favor a un cliente que vino por las buenas: resulta que el hombre tenía un problema con su portátil y le corría mucha prisa porque era empresario y tenía datos importantes que recuperar. Vino a propósito desde Navarra hasta cerca de Madrid (donde estamos) y por lo agradable de sus llamadas, decidimos hacer una excepción y atenderle personalmente. Tras una hora más o menos detectando la avería, reparándolo y comprobando que ya estaba hecho, sacó de su coche una botella de patxarán casero para agradecérnoslo. Fue un detalle que, como demuestran mis palabras, nunca olvidaremos los que lo vivimos…
Ya que nadie se atreve a plantearlo, lo hare yo.
¿Cómo han metido la escalerita y el rastrillo en la botella?
Todos hemos visto la forma en la que meten los barcos con sus mástiles y velas y ya no nos sorprendemos pero� ¿Quién se anima a explicar el proceso de esta botella? Hay que usar el ingenio, no vale buscar en internet, no todo se va a solucionar con la dichosa informática.
Gran detalle… ahora a esperar que tome color… 😉
Un saludo
Ukoegin: yo se lo pregunté, me contestó que con mucha paciencia y mucha tranquilidad…
El proceso es semejante al de los barcos, se van metiendo las piezas sueltas y luego se ensamblan, pero hay que tener una gran habilidad y un muy buen pulso.
Estas son las cosas que se van perdiendo según llegan las macroempresas. Ni se te pasa por la cabeza hacerle un regalo al dependiente del corte ingles, o de la grande superficie que te toque, aunque muichas veces, cuando te tratan realmente bien, casi que lo agradeces, pues buenos dependientes en esos centros son bichos raros en extinción.
A mi me pasó algo aprecido en Jazztel: varios clientes queriena regalarme cosas, dado que yo era el único operador que atendia en inglés, o daba soporte a linux y a mac. Me llegaron a ofrecer un curso gratuito de fotografía. La pena es que apra cuando podia cobrarmelo ya estaba en Estados Unidos. Pero si, se agradece un montón.
Bonito detalle. Lástima que cada vez queden menos personas que hagan cosas así. 🙂