Hay días en las que uno duda y no tiene claro que postura tomar. Hoy nos vamos de comida de despedida. Dos estupendos compañeros de trabajo se jubilan y les hemos organizado una fiesta para celebrarlo. Para celebrarlo por ellos, que terminan con la tiranía del horario laboral fijo, con la imposición de absurdas ideas que hay que llevar a cabo, que acaban de enseñar a jóvenes empleados de consultoras externas.
Así que estoy muy contente por ellos. Uno podrá ahora dedicarse a tiempo completo a subtitular series, documentales y películas. Porque este compañero los fines de semana iba traduciendo las series que luego los demás nos descargábamos. También podrá irse a la playa para disfrutar de los primeros rayos del sol en invierno, cuando ésta está todavía tranquila y vacía de turistas. Y el otro podrá madrugar más días e ir también a la playa, pero a pescar y tal vez cuando uno regrese a casa con las capturas del día, vea al otro que llega.
La situación económica y las leyes laborales, nos marcan una fecha de caducidad. Pero ese fin administrativo es una pequeña muerte para la empresa. No nos queremos dar cuenta, pero estamos enviando a casa a compañeros que nos pueden enseñar mucho, que han vivido crisis, alegrías, proyectos, reingenierías… en la empresa y cuya experiencia yo considero imprescindible para conseguir salir de la actual crisis. Son compañeros que no se muerden la lengua a la hora de explicar algo. Pero eso ahora no vende, ni la experiencia, ni las canas, ni el no callarse. No vende el tener un buen sueldo y ganárselo. Lo que vende es pagar poco, a ser posible a alguien que realmente no es d ela empresa, esperando que este “mercenario” sienta los colores de la empresa por contrato. Parte muy grande la actual situación de crisis la tiene esta política de tirar a la basura montones de experiencia y de saber hacer bien las cosas en nombre del abaratamiento de costes.
Y mientras me cabreo por este desperdicio de talento, me alegro por los amigos que ahora tendrán más tiempo libre para su familia, sus aficiones y para disfrutar de una muy bien merecida jubilación.
7 Comentarios
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Leo tu post y me acuerdo del dicho de que en todas partes cuecen habas…como ejemplo te diré que en mi empresa un día tuve un problema y di con una persona que, en un par de horas, me enseñó más del sistema que tenemos que lo que yo había aprendido por mi cuenta en varios años (y por supuesto muchísimo más de lo que mi empresa me había formado en mi trabajo que era nada), explicándome por qué hacía cosas que hacía sin saber sólo porque había que hacerlo así y mostrándome la mejor forma de hacerlo con conocimiento…sobra decir que lo prejubilaron hace un par de meses y que los que han venido a sustituirle, subcontratados y con muy buena voluntad, no llegan ni a la décima parte del saber que tenía…una vez más, ponemos un poquito más de nuestra empresa en manos ajenas y así nos va pero como tenemos dinero (y cuando no, nos lo prestan) pues a pagar y tan contentos
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A mí, me entra una envidia (sana, muy muy muy sana; pero envidia)
Porque cuando me llegue a mí la hora (dentro de 20 añitos) no sólo no me va a querer ninguna empresa sino que además me temo que la jubilación comprometida (ojo, que no “prometida” ni “regalada”, que ya llevo 20 años cotizando) no me va a llegar ni para pipas.
Me veo de limpiaparabrisas o con un puestecillo en el rastro.
Tiempos difíciles, Tendero
Pues al traductor, un gran abrazo anónimo desde internet, es el tipo de personas que si me los encontrara le invitaría a unas cañas con tapas… Esta haciendo mas por el aprendizaje de idiomas que el sistema educativo oficial…
Realmente me deprimió un poco el post. No por el tono sino porque es algo que se vive de dos lados. Los consultores que tenemos que ir saltando de empresa a empresa, esperando que se nos reconozca por experiencia y skill y siempre entre la duda de si dejar todo por una empresa o no, porque es imposible saber si va a ser apreciado en dos o tres años cuando subamos de categoría (y sueldo) y se planteen reemplazarnos por nuevos consultores con una categoría mas baja..
Las organizaciones de éste país son todas iguales. Tanto en los partidos políticos como en las empresas, no se promociona al competente, sino al servil e inepto. Y claro, así nos va.
Trabajé durante seis años en Suiza, y creedme, los encargados llegaban bastante antes que los empleados, y entre los empleados nadie cobraba el mismo sueldo, se primaba mucho la tóma de responsabilidades y la productividad. Y claro, así les va.
[…] Tendero: “los mejores nos dejan”. […]