Hay días en que me siento como Marty Macfly, parece que de repente esté otra vez en el pasado de mi juventud. O que desde mi juventud vea el futuro de los que serán jóvenes cuando yo ya no lo sea. Pero por más que miro no consigo ver a Doc, ni a su DeLorean.
Lo que sucede, es que conforme pasa el tiempo, las situaciones son más esperpénticas. Y uno se va enterando de estas cosas por medios más digitales. Estaba el otro día leyendo en Tiwtter, cuando me encuentro con una noticia de mi pasado: “El Ayuntamiento de mi pueblo, seguía sin pagar la subvención al autobús universitario, desde hacía dos años”. No me pude contener y les contesté a los estudiantes, diciéndoles que se armasen de paciencia. Nosotros cuando fundamos la Asociación de Estudiantes Universitarios, solo tardamos seis años en cobrar algo de nuestro Ayuntamiento.
Pero en mi época por lo menos los políticos eran mejores persones. No nos hacían falsas promesas. Yo recuerdo que lo que nos sucedía, era que directamente nos rechazaban la petición de subvención. Todavía me acuerdo nuestras reuniones con el alcalde, y sobre todo con el concejal de Hacienda (del de Juventud y Cultura ya era un político moderno, nos decía a todo que si), cuando se sinceraban y nos decían que no había dinero en la caja para pagarnos nada. Ahora es más divertido, se promete y se promete, pero luego no se paga.
Pero esto es solo una pequeña muestra de lo que es verdaderamente importante en nuestro pueblo y en nuestra nación. Mi pueblo está situado a 30 kilómetros de una Universidad y a 20 de otra. No hay ningún servicio público directo que una estos centros con el pueblo y que sea operativo (vamos que no tardemos medio día en llegar al destino y otro tanto en regresar). Así que hace un montón de años, decidimos organizar un servicio de transporte en autobús para poder asistir a clase. Las alternativas, eran o bien un alquiler en la capital o bien coche privado. En ambos casos, los costes eran prohibitivos para la mayoría de los estudiantes de familias normales. Al unirnos todos en el mismo servicio de autobuses, conseguimos unos horarios buenos y un mejor precio que con cualquier otro sistema.
Pero esto no se entendía en ningún sitio. Nuestro Ayuntamiento no nos ayudaba. Pero como yo digo, no tenía porqué. Pero lo que si que no tenía nombre, era la falta de ayuda de la propia Universidad. Todavía recuerdo con estupor la primera reunión que mantuvimos con el Rector. No sabía que más de la mitad del alumnado acudía a clase con servicios de autobuses organizados por los propios alumnos. El pensaba que todos vivíamos en la capital. Y recuerdo como rechazó una petición que le hicimos y que era muy sencilla, queríamos que el titular de nuestro servicio de transporte, fuese la propia Universidad. Con ello nos ahorrábamos el Iva, pero no quisieron.
Así que les digo a los actuales estudiantes universitarios de mi pueblo, que no se cabreen, que es sencillo ver cuales son las prioridades de nuestros políticos. No son la cultura, ni la enseñanza. No quieren que dentro de unos años, sigamos teniendo en el pueblo abogados, ópticos, químicos, profesores, médicos, enfermeras, economistas, historiadores… no eso no importa. Uno viene desde la Universidad de la capital y puede ver como se están gastando una cifra más importante que la subvención al autobús universitario, adornado dos rotondas a la entrada, haciendo una fuente arriba de cada rotonda. Eso es lo que quieren para el futuro, un pueblo de bonitas rotondas, pero vacío de gente educada.
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Y lo peor de todo es que poniendo elementos voluminosos sobre las rotondas se resta visibilidad sobre el cruce, con lo que se aumenta el riesgo en la circulacion.
Aquí le han puesto las fuentes, justo por lo contrario. Como hay una disco cerca, algún que otro fin de semana alguien dice que no ha visto la rotonda y ha tratado de pasar por encimo. Lo bueno, es que hasta ahora eso solo provocaba una rotura de carter y poco más. Ahora será (porque seguirá pasando) un choque frontal.
Y si dices estas cosas todavía te acusarán de traidor a tu pueblo. País…
O de fascista. Que por cierto, tendero, tu entrada me recuerda a nuestra alcaldesa, a quien han apodado madamme Sisí, porque a todo le dice que “sí, sí” y aparte de que se ha comido el presupuesto de su legislatura y las dos que vengan, luego no cumple nada, más que lo que le conviene a ella y al bolsillo de sus congéneres.
Ha durado 4 años, no creo que se la vuelva a ver el pelo.