Leo en Cinco Días (vía Meneame) que las dos patronales tecnologícas y la SGAE y sus satélites junto con los ministerios de Cultura y de Industría, van a comenzar una ronda de reuniones para ver qué aparatos gravan con nuevos canones (no me gusta esta palabra, habría que cambiarla, no sé estoy pensando… impuesto tampoco me gusta… digamos que donativo… tampoco, tal vez nuevas extorsiones…) y el importe de estos.
Así que a ver si la gente se va dando cuenta que la aprobación de la nueva LPI era solo el primer paso para que los discos duros, las regrabadoras, los PCs, las líneas de ADSL, los teléfonos móviles, los reproductores de MP3… todos, absolutamente todos terminarán pagando protección a la SGAE y sus acólitos.
Pero claro, es agosto la peña está de vacaciones… y nuestros padrinos se aprovechan de ello para decidir que les vamos a pagar a partir de ahora si no queremos que nos partan las… carteras.
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La verdad es que esto me parece increible, es como cuando en la Edad Media se tenía que dar el “diezmo” a la iglesia.
Al final nos asaltarán por la calle un tipo de la “SecaGAE” mientras escuchamos la radio para cobrarnos el canon de marras.
¡La leche!
Nukero: será peor todavía, nos obligarán a poner en marcha la TV todo el día desde donde Ramoncín nos vigilará y una vez al día estirará la manita para que le pagemos los suyo.
Pues yo lo que espero es que se acuerden de la Revolución Francesa antes de que sea demasiado tarde (para ellos). No lo digo solo por el Canon, sino por todo en general: el canon cada vez más caro, las hipotecas cada vez más caras, los coches cada vez más caros, la gasolina cada vez más cara, el tabaco cada vez más caro, la cesta de la compra cada vez más cara, etc, etc, etc. Pero los sueldos igual que siempre. Cada vez que oigo a algún economista hablar de nuestra vida y escuchar como resume el problema con 4 datos y encima concluye que aún no estamos demasiado mal, se me revuelve el estómago.
Pero claro, a lo mejor lo que no sale en sus datos es que la gente se puede hartar de “bordear la pobreza” y de ver como 4 pelagatos se regocijan y engordan en sus también obesos sofás, acaparando más dinero del que pueden gastar en esta y otras 100 vidas. Quien sabe, igual acaban pasando por la guillotina (virtual, espero).
Saludos.