Parece que la costumbre además de una de las fuentes del derecho citadas en el artículo 1 del Código Civil es algo que hace que estar en la Universidad más de tres décadas después no sea tan diferente a la primera vez…
Voy a publicar algunas entradas con observaciones que hago en las clases y que me convencen de que el tiempo parece que no haya pasado en la Universidad española: los 80 del siglo pasado se parecen mucho a los 20 del siglo actual.
Empezaré por el principio: para asistir a clase hay que llegar a la Universidad. Y éste fue el problema al que nos enfrentábamos un grupo de estudiantes de COU en 1985 cuando veíamos complicado seguir nuestros estudios en la Universidad porque la situación económica de nuestras familias no nos permitía usar las dos opciones que se tenían entonces para asistir a la Universidad en la capital de la provincia:
- Disponer de un coche particular
- Alquilar un piso en la capital
Con la osadía de la juventud nos pusimos a pensar como resolver el problema. El tren no nos servía, ya que la estación de tren más cercana al campus estaba a más de 30 minutos caminando y los horarios no encajaban con los de las clases. El autobús de línea tampoco servía: iba al centro de la capital y el Campus universitario estaba muy, muy lejos de allí, debíamos hacer trasbordos lentos y caros. Así que decidimos crear una asociación y gestionarnos nosotros mismos un autobús que nos llevase al Campus. El primer año fuimos solo 14 los miembros y compartíamos el autobús con un pueblo vecino que había comenzado antes. Pero el segundo año ya teníamos 3 autobuses… cuando yo dejé de estar en la gestión del día a día teníamos 7 autobuses diarios de nuestro pueblo al Campus y casi nadie iba en coche privado a la Universidad ni se alquilaba pisos en la capital.
Como siempre en España todo fue obra de nuestra gestión privada. No logramos ningún apoyo de ninguna administración pública: ni el Ayuntamiento, ni la Diputación, ni la Comunidad Autónoma… Pero lo malo no era que nadie nos ayudase económicamente es que no había ayuda de ningún tipo y desconocían lo difícil que era para muchos el poder estudiar si no teníamos un medio de transporte hasta el Campus.
Lo intentamos varias veces. Una de las cosas más absurdas era que pagábamos IVA (en aquel entonces solo de 15%) que era la partida de gastos más grande que teníamos. Y no podíamos desgravarlo. Así que nos juntamos un grupo de asociaciones de los pueblos colindantes con la capital y empezamos a meter ruido en la Universidad: logramos reunirnos con el entonces Excelentísimo Rector (que era un paracaidista caído de otra Comunidad Autónoma). Todavía recuerdo nuestra cara de extrañeza cuando decía que no sabía que tanta gente venía en autobús al Campus (en aquellos días más del 70%) que él pensaba que los estudiantes vivían en la capital (desde donde por cierto sin autobús urbano tampoco se podía llegar al Campus). Le planteamos una sola petición: emitir las facturas de los autobuses a nombre de la Universidad. Se negaron en redondo.
Y ahora más de 30 años después la vida sigue igual… o peor ya que ha veces parece que se cachondean de nosotros. El otro día me llega una aviso al correo. La Universidad comprometida con el transporte sostenible y público empieza un programa para que los alumnos usen la bicicleta como medio de transporte para llegar al Campus. Así que abren el plazo de inscripción para tres cursos:
- Iniciación: conocer la bicicleta y aprender a subir en bicicleta si no sabes.
- Medio: si sabías montar en bicicleta, pero hace años que no subes, curso de refresco y mejora de técnica ciclista
- Avanzado: centrado sobre todo en el mantenimiento de la bicicleta, reparar un pinchazo, ajustar una rueda, revisar los frenos…
Todo precioso y como siempre un constructo en el mundo imaginario de los funcionarios. Desde mi pueblo hay 30 kilómetros para llegar al Campus (y somos de los más cercanos) que me digan como llegar si además a esas horas las carreteras están colapsadas por la gente que va a trabajar y por los camiones que empiezan la jornada laboral. Con suerte los que vivan en la capital podrían llegar por el carril bici que va desde algunos barrios de la misma hasta el Campus… pero no hay más público para esta iniciativa.
Sin embargo los autobuses que vienen desde los pueblos siguen gestionados por las asociaciones de estudiantes que se crearon hace más de 30 años. Y con graves problemas añadidos:
- Ahora el Iva es del 21 %
- Con la crisis de la pandemia, los precios del autobús han subido mucho
- Este aumento del precio del autobús ha generado que muchos estudiantes se hayan dado de baja
- Al tener menos usuarios sube el precio y lo peor: hay menos autobuses con lo que los horarios son peores y fomentan más la baja…
Así que casi 40 años después si quieres ir al Campus o tienes un coche, o puedes pagar un alquiler en la capital o te gastas un pastón por ir en el autobús de la asociación del pueblo que cada vez tiene peores horarios. La única diferencia (que imagino que es la que ven los burócratas) es que ahora hay un servicio de tranvía que te trae desde todos los barrios de la capital (pero siguen siendo solo el 30% de alumnos) que es gratuito… piensan que con eso todos podemos ir al Campus.
Yo cuando volví a acudir a clase revisé las alternativas. Ahora si que hay una estación de tren algo más cerca del Campus (15 minutos a buen ritmo) pero los horarios no encajan con las clases. Con el autobús tampoco me encajan los horarios y me sale más caro que ir en coche. Así que voy en vehículo particular (y no soy el único… ya que los aparcamientos del Campus están siempre llenos).
Como dice el refrán: no hay que comenzar la casa por el tejado. Y eso es lo que se hace casi siempre en España. Si construyes un Campus universitario lo primero que debes gestionar es el transporte para que los alumnos de toda la provincia (no solo das clase a los capitalinos) puedan asistir a clase usando una transporte público con precios asequibles… y 40 años después nadie ha pensado en eso,.